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Origen, trascendiendo el ruido

En América Latina, la gente llegaba a trabajar. La prosperidad llegó para algunos. La inmigración china, por ejemplo, llegó para extraer el guano de las islas que por entonces producía grandes ingresos al Perú, una población que con los años ha conseguido mucho, y a la que en la actualidad se asocia a estereotipos distintos a esta realidad inicial.

Origen, trascendiendo el ruido: solo podemos escuchar al otro si salimos del nosotros – Por Laura Quiun


La realidad, eso que está allí, la que cada uno interpreta según sus propias creencias, nos pone por delante una triste situación: la de los refugiados.

Los procesos migratorios ocurren desde hace siglos, por ejemplo, cuando un grupo de personas cruzó el estrecho de Bering, o cuando otros cogieron barcos, mejor dicho, carabelas, para descubrir nuevos mundos.

Se trataba de mundos ya existentes, con una organización propia, que gracias a al ‘descubrimiento’ conectaron con otras realidades igualmente presentes y coexistentes en la tierra.



America Latina, tierra de origen y de acogida

En América, concretamente en el Sur, lo propio y lo foráneo se mezcló, consiguiendo que muchos de los latinoamericanos seamos el fruto de un crisol étnico y cultural.

América Latina fue tierra de acogida de españoles, portugueses e italianos. De chinos y japoneses. Albergó esclavos provenientes de África…

Quienes nacimos y crecimos en esa parte del mundo, no estudiamos que a lo largo de este proceso la gente se cuestionase o no si había suficiente lugar para propios y extraños. Que si la tierra dejaría de ser de los lugareños, ni sobre cuál sería el lugar de los lugareños ante tanto extranjero.

América Latina fue tierra de acogida de españoles, portugueses e italianos. De chinos y japoneses. Albergó esclavos provenientes de África, los cuales tras su liberación forman parte de nuestra cultura (para nosotrxs, decir, negro o negrita, va con cariño y respeto, no con uso despectivo).

También fuimos tierra de acogida para quienes huyendo del horror de la guerra encontraron refugió, con independencia de haber sido el perseguidor o el perseguido.

Foto: DPNB

Buscando oportunidades, huyendo de atrocidades

Hemos atravesado nuestro propio continente en busca de mejores oportunidades. Hemos ido del campo a la ciudad buscando mejorar el nivel de vida, o trasladándonos a otros países buscando oportunidades, cuando en nuestra tierra escaseaban.

Cuando el terror golpeó la puerta, los motivos cambiaron, se huía de atrocidades. Con el alma destrozada, el cuerpo igual tenía que hacer frente a aquello que la inmensa urbe le deparaba, nuevos peligros y simplemente, las ganas de seguir viviendo.

Con el alma destrozada, el cuerpo tenía que hacer frente a aquello que la inmensa urbe le deparaba, nuevos peligros y las ganas de seguir viviendo

Los tiempos cambian y también los lugares. La tierra que emitía migrantes que hoy se encuentran en distintas partes de planetas, se convirtió en tierra de oportunidades.

En tiempos de crisis, un gran número de españoles optó por cruzar el océano y plantearse una vida fuera.

El poder estar sentado en un avión de retorno a Madrid.

Podía contar entre los viajeros según la época del año, con personas que venían a pasar sus vacaciones a su lugar de origen, provenientes de distintos puntos de la península y con un documento común, aquel que les permitía desplazarse de un lado a otro del planeta.

¿Qué ruido cruzará por su mente?

No sólo llegaron españoles, sino otros con-territoriales. Otros latinoamericanos con más o menos preparación que tratan de escapar de su país, el cual hace más de treinta años atrás, fue tierra de oportunidades.

Personas que, en la medida de sus capacidades y recursos, buscan su espacio en las sociedades que les acogen haciendo con lo que tienen, pueden y saben, esfuerzos para poder vivir. Resulta raro por ello, para quienes hemos salido del terruño apreciar un rechazo visible hacia el otro, me pregunto muchas veces: ¿Qué ruido cruzará por su mente?

Del mismo modo que me gustaría conocer qué representación mental tienen de esta parte del mundo quienes día a día cruzan la frontera a Ceuta para llevar productos de vuelta a Marruecos.

Resulta raro por ello, para quienes hemos salido del terruño apreciar un rechazo visible hacia el otro, me pregunto muchas veces: ¿Qué ruido cruzará por su mente?

Resulta triste cruzar la frontera con pasaporte europeo con el único esfuerzo de tener que ir un poco más de prisa para poder pillar el autobús que te lleve al centro de la ciudad, mientras que a tu lado en la playa aprecias a muchas mujeres sentadas en largas filas sobre la arena húmeda.

Igual de doloroso que cruzar a la vuelta la frontera andando y viendo como muchas de ellas van cargadas hasta arriba.

Existen mafias. Los motivos que impelen a contratarlas son distintos (Amela, diciembre, 2017). Desde mi realidad, por lo que leo o lo que la vida me ha puesto por delante, puedo suponer cosas sobre las representaciones sociales o aquello que se puede aspirar a ser o tener al venir aquí.

Lo cierto es, que más allá de esos motivos, el camino de llegada tras leer esta noticia, veo que no difiere de aquel que realiza Veronique Olmi (2017) al hacer un relato de los primeros años de la sudanesa Bakhita allá por finales del siglo XIX, quien al ser comprada para ser liberada por su padrone fue llevada a Italia y con los años ha llegado a ser considerada santa por la Iglesia Católica.

Foto: DPNB

Cierto es que existe ayuda, también que África es un continente amplio, con distintos países, cada uno con niveles de crecimiento distinto.

Sabido es por muchos, la presencia de regímenes gubernamentales que se perpetúan en el poder durante décadas. O la forma como el local fue reducido a ciertas zonas por aquel que había venido de fuera –me refiero a Sudáfrica–.

El río sonó con las voces de denuncia de las malas prácticas de organizaciones de ayuda internacional en Africa

El río sonó, hasta hace poco, con las voces de quienes denunciaban las malas prácticas de organizaciones de ayuda internacional en este continente.

Un apoyo que viene no sólo de los estados, sino de la solidaridad de personas que viven en este lado del mundo y que generosamente no sólo apoyan a África, sino a la América en desarrollo y a la India, sin dejar de estar pendiente de aquellos otros espacios donde pueda existir sufrimiento.

Resultaba indignante leer como, quienes habían ido allí, abusaban de su posición de poder causando daño a quienes supuestamente iban a ayudar.

El ruido de asistir en vez de dar para que se pueda hacer

Muchas veces queremos ayudar y, sin querer, cruzan por nuestra mente otros ruidos, el ruido de asistir en vez de dar para que se pueda hacer.

Este ruido, cuando es acallado, permite que escuchemos que son las herramientas para conseguir el pescado y no el pescado aquello que necesitan.

Posiblemente, detrás de cada persona encontraremos un mundo, algunos compuestos por realidades terribles –me viene a la mente el testimonio de una persona de origen sudanés que hace poco leí en un periódico.

Muchas veces queremos ayudar y, sin querer, cruzan por nuestra mente otros ruidos, el ruido de asistir en vez de dar para que se pueda hacer

Lo cierto, a su vez, es que cuando migras el llegar no es un punto final sino un punto de inicio. Más allá de que para muchos de ellos España sea un mero lugar de tránsito, como lo era para muchas personas el paso de Calais.

Me gustaría saber si ese punto de inicio, ese espacio de creación para el que llega, ¿realmente existe?

Si se lo ofrecen, ¿realmente lo quieren aceptar?.

Para quienes no lo aceptan y nuevamente buscan seguir en ruta, ¿qué les motiva a continuar? ¿qué buscan en ese otro destino? ¿cuál es la idea de aquello que piensan encontrarse allá?

Foto: DPNB

En América Latina, la gente llegaba a trabajar. La prosperidad llegó para algunos.

La inmigración china, por ejemplo, llegó para extraer el guano de las islas que por entonces producía grandes ingresos al Perú, una población que con los años ha conseguido mucho, y a la que en la actualidad se asocia a estereotipos distintos a esta realidad inicial.

¿Qué oportunidades hay para quienes vienen en estos barcos?, más allá de una casa en la cual puedan dormir, ¿qué espacios de crecimiento existen en la realidad?

Una colonia conocida por las tiendas de ultramarinos en la esquina de cada manzana, la que uno de ellos supo transformar en un supermercado, y luego en una cadena llegando incluso a tener la participación en un banco.

La destreza numérica es un aspecto que al menos cuando yo vivía allí solía ser distintivo de la población con estos orígenes.

¿Qué oportunidades hay para quienes vienen en estos barcos?, más allá de una casa en la cual puedan dormir, ¿qué espacios de crecimiento existen en la realidad?


Puedes leer también los artículos de la Comunicadora Social y Doctora en Psicología, Laura Quiun, en el portal jupsin.com#gentejupsin


Solo saliendo del nosotros podremos escuchar al otro

Este año, he podido apreciar distintas entrevistas a Letizia Buzón, una española que ha creado una fábrica de jabones de Alepo en la frontera de Turquía y Siria. En la cual trabajan refugiados y ha podido surtir a sus clientes a pesar de las duras condiciones.

Ella, que ha emprendido previamente en el territorio africano, señalaba que aquello que necesitaba era únicamente personas con espíritu emprendedor para llevarlo a cabo.

El espíritu de lucha necesario para emprender también forma parte de quien es capaz de hacer de todo por sobrevivir

La decisión de migrar, de subirte a un barco, de cruzar el mar, es muy personal. Sin embargo, ese espíritu de lucha necesario para emprender podría decir que también forma parte de quien es capaz de hacer de todo por sobrevivir.

Más allá de que sea aquí o sea allí, ¿realmente qué estamos haciendo por el otro?

Más allá de asistir, más allá de sorprendernos por su ingente número, o el cerrar puertos por no poder atender más, ¿realmente somos capaces de ponernos un momento a conocer que pasa en sus mentes, a qué aspiran, qué les motiva a hacerlo?

Solo saliendo del nosotros podremos escuchar al otro, solo escuchando al otro podremos entender sus necesidades, solo escuchándolas y respetando las nuestras podremos eliminar ese ruido, dado que podremos hacer peticiones que vayan de alma a alma.


Referencias

  • Amela, V-M. (Diciembre, 2017). La gran fosa de inmigrantes no es el mar, ¡es el desierto!
  • Francino, C. (Mayo, 2018). El jabón de Alepo, una esperanza para cientos de refugiados sirios. Extraído de: http://cadenaser.com/programa/2018/05/21/la_ventana/1526920984_742731.html
  • Olmi, V. (2017). Bakhita. Paris: Éditions Albin Michel.

Comunicadora Social, Doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Coach Ejecutiva y Associate Member del International Society for Coaching Psychology. Mi trabajo a nivel de investigación aborda un análisis de las estrategias de afrontamiento de las personas afectadas por acoso y la forma como estas influyen en los efectos derivados de la agresión. Hace énfasis en aquellos aspectos que contribuyeron en la conformación de este estilo de respuesta.

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