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El umbral del ruido del miedo

Algunas veces, el miedo es producto de algo que no es real sino el ruido del miedo aquel que aparece y termina paralizando, consiguiendo que la realidad que se tenga por delante la veamos con otros ojos. Unos ojos condicionados por esa crítica interna, esa continua exigencia dejando de lado el hecho que finalmente toda experiencia, es un aprendizaje.

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Traspasando el umbral del ruido del miedo – Por Laura Quiun – Especial para conRderuido.com

  • Explorar nuevas fórmulas de relación, darnos cuenta que estamos delante de ruidos, posiblemente permitirá que podamos ver las cosas de otro modo y donde antes cerrábamos una puerta, hoy abramos ventanas.


En ocasiones, la desconfianza puede generar molestias en las relaciones interpersonales. Para quien mira desde fuera, puede resultar incomprensible y para otros tan entendible que incluso la terminen comprendiendo e incluso normalizando.

La desconfianza genera molestias en las relaciones interpersonales. Desde fuera, puede resultar incomprensible o tan entendible que se termina normalizando

En algunas personas su presencia no es gratuita, sino producto de haber estado acostumbrados a una crítica férrea y constante a lo largo de su vida.

Ante situaciones que le resulten parecidas respondan del mismo modo y terminen bloqueándose. Debido a su familiaridad, puede, incluso a pesar de ser algo que desagrade, un elemento común de los grupos con los cuales se socialice de manera más cercana.

Deconfianza e hipervigilancia

Dentro del grupo, esta familiaridad quizá resulte algo asumido. Me refiero a los roles y las posiciones que se pueda tener en grupos de toda la vida. Y la forma como ante cierto tipo de situaciones conflictivas, tal como indica Neff que se alce la voz, por ejemplo, no por nada en especial, sino porque eso es aquello que aprendió en el hogar cuando presenciaba situaciones con un componente de conflicto.

Entre aquellos que vivieron esta situación de manera traumática, sucede algo más fuerte aún, aparece la hipervigilancia, esa sensación de peligro constante que hace que la persona esté en continuo estado de alerta. Imaginate como puede sentirse una persona que ha pasado durante largo tiempo situaciones en las que se puede haber sentido amenazada, humillada o en peligro.

Algunas veces, el miedo es producto de algo no real, sino el ruido del miedo que aparece y termina paralizando

Tanto la desconfianza producto de haber crecido en entornos de alta crítica como la hipervigilancia, aquello que hacen es entorpecer las relaciones, consiguiendo incluso que lleguemos a cerrarnos puertas a nosotros/as mismos/as.

Algunas veces, el miedo es producto de algo que no es real sino el ruido del miedo aquel que aparece y termina paralizando, consiguiendo que la realidad que se tenga por delante la veamos con otros ojos. Unos ojos condicionados por esa crítica interna, esa continua exigencia dejando de lado el hecho que finalmente toda experiencia, es un aprendizaje.

Laura Quiun – Comunicadora Social, Doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Coach Ejecutiva y Associate Member del International Society for Coaching Psychology – Fotos: DPNB

Estímulos, trauma y aprendizaje

En otros casos, son ciertos estímulos los que nos evocan al trauma, consiguiendo que llegamos a reexperimentar situaciones, en algunos casos con malestar corporal, como si lo estuviéramos viviendo nuevamente.

Son aprendizajes marcados como tatuajes en la piel que requieren prestarles atención, no dejarlos pasar y poder llevarlos a manos especializadas para hacer un trabajo profundo de recuperación psicoterapéutica.

En otros casos, si aquello que vivimos es producto de haber crecido en entornos con elevada crítica y con poca comprensión, es oportuno que hagamos un trabajo profundo. Esto nos permitirá entender qué impide que confiemos en los demás y que seamos de los que afirman «piensa mal y acertarás», como una fórmula mágica que nos puede liberar de posibles daños ajenos.

Explorar nuevas fórmulas de relación, darnos cuenta que estamos delante de ruidos, permitirá ver las cosas de otro modo y donde antes cerrábamos una puerta, hoy abramos ventanas

Explorar nuevas fórmulas de relación, darnos cuenta que estamos delante de ruidos, posiblemente permitirá que podamos ver las cosas de otro modo y donde antes cerrábamos una puerta, hoy abramos ventanas.

Para llegar a hacerlo, facilita el saber que el problema no está en lo que necesariamente ocurre, sino en la forma como nos acercamos a nosotros mismos en este tipo de situaciones. En la cercanía y empatía que seamos capaces de brindarnos a nosotros mismos, es donde reside la clave de todo.

Autocompasión

A la cercanía y empatía se puede acceder gracias a un trabajo reflexivo, que nos permita desarrollar la autocompasión. Es decir, aprender a permitirnos abrazarnos con calidez y encontrar en nosotros y nosotras ese espacio de refugio cuando hay tempestad, será un camino a recorrer y para el cual Kristin Neff, experta en esta materia, sugiere:

  1. Ser amable con uno mismo
  2. Reconocer nuestra humanidad común, conectando con el hecho que todos y todas estamos vivos.
  3. Conciencia plena y aceptación de aquello que nos genera malestar.


Gracias a esta autocompasión, podremos apreciar la belleza en tiempos difíciles y aceptar nuestra imperfección

Ella sugiere que, desde esa mirada amorosa a nosotros mismos, seremos capaces de poder navegar por mares embravecidos, ya que en nosotros encontraremos la calma.

Una paz interior que no reducirá nuestra capacidad de entender al otro, pero marcará nuevas prioridades partiendo primero desde la aceptación, comprensión y amor a nosotros.

Es desde esta calma interna a la que se accede gracias al ejercicio de la autocompasión tal como sugiere Kristin Neff, «al brindarnos a nosotros mismos afecto y consuelo incondicional, aceptando al mismo tiempo la experiencia humana por difícil que sea evitaremos conductas destructivas como el miedo, la negatividad y el aislamiento.»

Gracias a esta autocompasión, como propone, podremos apreciar la belleza en tiempos difíciles y aceptar nuestra imperfección, entendiendo que es algo común a nosotros los seres humanos.

El otro ruido

He hablado del otro ruido, los prejuicios, los estereotipos, los sesgos cognitivos

He hablado del otro ruido, los prejuicios, los estereotipos, los sesgos cognitivos.

Igual quería abordar un tema que contribuye a la mejora de nuestra convivencia interna, desde la cual nuestro grado de entendimiento del otro mejorará así como nuestra forma de relacionarnos con ellos y con ellas.

Imagina si todo esto es bueno para ti, qué efectos tendrá si lo aplicas después a tu relación con el otro. Comparto contigo el libro que he tomado como referente para escribir este artículo: ‘Se amable contigo mismo’ (K. Neff).


Comunicadora Social, Doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Coach Ejecutiva y Associate Member del International Society for Coaching Psychology. Mi trabajo a nivel de investigación aborda un análisis de las estrategias de afrontamiento de las personas afectadas por acoso y la forma como estas influyen en los efectos derivados de la agresión. Hace énfasis en aquellos aspectos que contribuyeron en la conformación de este estilo de respuesta.

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