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Reflexiones de un otorrinolaringólogo sobre el ruido (2)
Por el Dr. Miguel Conti Domingo
Jefe del Servicio ORL Hospital Universitari Dexeus
«Después de años de profesión y tener la oportunidad de visitar muchos pacientes, puedo afirmar que la audición es una de las facultades más importantes y más maltratada que posee el ser humano.»
«Cuando uno lee esta afirmación lo primero que viene a la cabeza es que la pérdida de visión sería más importante.»
«Sin llegar a valoraciones profundas y no quitar importancia a una u otra situación el hecho diferencial sería que la pérdida de visión incapacita nuestro cuerpo y la pérdida auditiva nuestra mente.»
Reflexiones de un otorrinolaringólogo sobre el problema del ruido (2) – Dr. Miguel Conti, Jefe Servicio ORL Hospital Universitari Dexeus – Grupo Quirónsalud
- «Después de años de profesión y tener la oportunidad de visitar muchos pacientes, puedo afirmar que la audición es una de las facultades más importantes y más maltratada que posee el ser humano».
- «La pérdida de visión incapacita nuestro cuerpo y la pérdida auditiva incapacita nuestra mente».
- «No intento estigmatizar el sonido sino simplemente alertar sobre el abuso de decibelios».
‘De forma inconsciente, nuestro oído sufre la contaminación acústica’
Después de años de profesión y tener la oportunidad de visitar muchos pacientes, puedo afirmar que la audición es una de las facultades más importantes y más maltratada que posee el ser humano.
La pérdida de visión incapacita nuestro cuerpo y la pérdida auditiva nuestra mente
Cuando uno lee esta afirmación lo primero que viene a la cabeza es que la pérdida de visión sería más importante.
Sin llegar a valoraciones profundas y no quitar importancia a una u otra situación, el hecho diferencial sería que la pérdida de visión incapacita nuestro cuerpo y la pérdida auditiva incapacita nuestra mente.
A medida que el ser humano vive más años y mejora su esperanza de vida, esta incapacidad auditiva se transforma en una disminución de los estímulos que mantienen activo nuestro cerebro.
Es decir, el cerebro se mantiene vivo mientras lo estimulamos. La sociedad que vivimos nos lleva de la mano a que estamos expuestos e inmersos en sonidos y ruidos muchas más horas al día que hace 100 años.
Estrés acústico
La diferencia entre ruido y sonido podría ser la siguiente: el ruido, fuente de sonido desagradable; y el sonido, fuente agradable (música). Pero esta diferencia es muy subjetiva.
Sonido o ruido, a intensidades elevadas, perjudica notablemente nuestro oído
Sonido o ruido, a intensidades elevadas, perjudica notablemente nuestro oído.
Sea de forma voluntaria o involuntaria, nuestro oído está sometido a un estrés acústico que, de forma acumulativa, va a ir deteriorando a través de los años nuestra capacidad auditiva.
Un ejemplo cotidiano podría ser una persona, habitualmente joven, que camina por una ciudad como Barcelona (de alta contaminación acústica) escuchando música con auriculares.
Si tenemos en cuenta que el ruido ambiental de tráfico puede suponer unos 60 dB, para que podamos oír la música través de los auriculares debe situarse por encima de estos 60 dB.
Se consideran perjudiciales valores por encima de 70 dB
Con facilidad podemos llegar a 80 dB sin que seamos muy conscientes de que estamos dañando nuestro sistema auditivo.
Se consideran perjudiciales valores por encima de 70 dB.
Esta persona, gran aficionada a escuchar música, irá esa misma semana a un concierto y el fin de semana a una discoteca. Con esto no intento estigmatizar el sonido sino simplemente alertar sobre el abuso de decibelios.
No intento estigmatizar el sonido sino simplemente alertar sobre el abuso de decibelios
Quede claro que la audición de sonidos por debajo de 50-60 dB no perjudica en absoluto nuestro órgano auditivo.
Lo que daña el oído es la intensidad de la fuente acústica y no la cantidad de horas que podamos estar oyendo a unos niveles adecuados.
Es decir, que de forma involuntaria o inconsciente nuestro oído sufre las consecuencias de la contaminación acústica, que puede llegar a afectar de forma importante y persistente nuestra capacidad auditiva.
Si nos centramos en el ruido como elemento distorsionador de nuestra vida, a parte del posible trauma acústico, ha sido relacionado con múltiples aspectos negativos del día a día.
Hasta ciertos niveles de ruido somos capaces de abstraernos y no ser conscientes del ruido ambiental
El ruido ambiental en el que vivimos
Existe mucha investigación sobre los efectos del ruido y la salud, pero no todas son fáciles de demostrar.
Se ha relacionado con alteraciones psíquicas con efectos muy subjetivos con dificultad para su cuantificación.
Efectos físico-vegetativos, en este caso claramente relacionados con el estado de alerta que responde nuestro cerebro cuando estamos en un ambiente de ruido elevado. Hasta ciertos niveles, somos capaces de abstraernos y no ser conscientes del ruido ambiental en que estamos inmersos.
Especialmente lo marca nuestro estado biológico diario. No es lo mismo , ni soportaremos la misma intensidad de ruido si paseamos por la calle, que si estamos concentrados en algo, estudiando o durmiendo.
Ruido soportable de día e insoportable de noche
Un mismo ruido puede ser soportable de día e insoportable de noche. Seamos conscientes o no del ruido, está claro que nos afecta de una forma u otra. Nuestros ojos se cierran para inhibir estimulo visual, nuestro oído esta siempre en alerta, abierto a cualquier posible amenaza.
Hay que gestionar con higiene nuestro oído sin dejar de disfrutar de la riqueza que nos aporta
Este sistema de alarma a través de nuestra audición implica que ruidos elevados alrededor nuestro, sin ser conscientes, crea una reacción biológica de respuesta que si persiste en el tiempo puede llegar a perjudicarnos.
Dada por tanto la importancia que tiene la audición en nuestra vida, es obvio que hay que ser conscientes y gestionar con higiene nuestro oído sin dejar de disfrutar de la riqueza que nos aporta.
Cada vez existe una mayor concienciación social, así como de los gobiernos para controlar el exceso de ruido, especialmente en las ciudades y áreas de superpoblación, aunque cambiar estas inercias requiere inversiones económicas importantes. El camino es claro, todos debemos colaborar por nuestro propio bien e interés común.