Alta Fidelidad
Chalecos amarillos, más allá de lo justo e injusto
He seguido las noticias sobre los chalecos amarillos en Francia y desde lejos trataba de buscar una explicación. Desde la distancia y lejana a la realidad que puede suponer para quienes reivindican como para quienes se están viendo afectados y afectadas por este reclamo, he escrito este texto. Los hechos y cómo se han producido ponen por delante un nuevo panorama social, uno de roles extendidos y en el que la conectividad a través de las redes describe nuevas formas de organización social.
Chalecos amarillos, más allá de los justo e injusto – Por Laura Quiun – Comunicadora Social – Doctora en Psicología – Coach Ejecutiva y Associate Member del International Society for Coaching Psychology
He seguido las noticias sobre los chalecos amarillos en Francia y desde lejos trataba de buscar una explicación. Desde la distancia y lejana a la realidad que puede suponer para quienes reivindican como para quienes se están viendo afectados y afectadas por este reclamo, he escrito este texto.
Los hechos y cómo se han producido ponen por delante un nuevo panorama social, uno de roles extendidos y en el que la conectividad a través de las redes describe nuevas formas de organización social.
Hay que tratar de entender este movimiento que parte de una persona situada en un lugar alejado del núcleo urbano y que aúna voluntades a través de redes sociales para dar voz a una reivindicación social por un hecho que supera su capacidad de respuesta frente a una tesitura paradójica.
Este panorama actual recupera un nuevo espacio, evidencia la fuerza que puede tener una sola persona en un espacio de hiperconectividad
Me ha hecho darme cuenta de la fuerza que puede tener una sola persona y la potencia que puede llegar a tener su voz cuando su mensaje cala por su sentimiento y por el aprendizaje que conlleva el saber que se pueden juntar voluntades y manifestarse unidas cuando se aprecia que algo no va del todo bien.
Este panorama actual recupera un nuevo espacio, evidencia la fuerza que puede tener una sola persona en un espacio de hiperconectividad. Nos convierte a todos y todas en realizadores de cualquier situación que tengamos por delante. Al mismo tiempo, evidencia la importancia de la auto reflexión frente a este tipo de situaciones, lo cual nos empodera a la vez que nos hace responsables de cada mensaje que compartamos.
Chalecos amarillos, masa, poder, deriva…
Por otro lado, nos hace recuperar la idea de la masa como un ente protector tal como lo describe Norbert Elias en Masa y Poder. Una masa que bajo ese sentido de unidad trascienda un solo espacio físico y es capaz de recogerse y reorganizarse a lo largo de un país. De forma sistemática, no por ello de manera ordenada.
Una masa que bajo ese sentido de unidad trascienda un solo espacio físico y es capaz de recogerse y reorganizarse a lo largo de un país
Porque por otro lado, este movimiento ejemplifica el concepto de deriva, que describe Deleuze, señalando que dicha deriva nunca más volverá a ser aquello que fue, es algo que está en la esencia misma de aquello que se va sucediendo desde que este movimiento salió a las calles.
Esa idea inicial dista mucho del panorama actual en el que las fuerzas militares son las que han tomado la calle ante el desbordamiento de la masa como forma de poner una fuerza mayor a la de la policía.
Observemos detrás de esa aparente pérdida de cordura y visión de aquello que puede ser justo -audible en entrevistas realizadas a algunas personas manifestantes-. Desde fuera es fácil de juzgar.
Malestar exacerbado sábado a sábado
Aquello que puede percibirse es la presencia de un malestar, que se ha ido exacerbando sábado a sábado, siendo a día de hoy tan grande que no deja mirar fuera.
Se pierde de esta forma la perspectiva del otro, un otro que se encuentra fuera del espacio de protección que es la masa, un otro al que con sus acciones la masa también daña
Se pierde de esta forma la perspectiva del otro, un otro que se encuentra fuera del espacio de protección que es la masa, un otro al que con sus acciones la masa también daña y en el que ese sentido de justicia por la que se clama se diluye cada vez más con cada acto que lo destruye, con cada acto de reivindicación.
Del mismo modo que la defensa de otras causas justas que se terminan empleando como arma arrojadiza o se terminan trivializando cuando acaban como un cajón de sastre para todo… Dando pie con esto a que desde fuera se ponga en tela de juicio su necesidad o se termine minimizando su impacto.
Violencia de género, acoso laboral…
Me refiero a situaciones que forman parte de nuestra cotidianidad como es la violencia de género o el acoso laboral, las cuales es importante que se reconozcan y se aborden, apostando por espacios de diálogo y convivencia en la cual las diferencias puedan ventilarse y abordarse por canales adecuados, no por otros que no corresponden y que sólo desvirtúan el para qué fueron creados.
Me refiero a situaciones que forman parte de nuestra cotidianidad como la violencia de género o el acoso laboral, las cuales es importante que se reconozcan y se aborden, con espacios de diálogo y convivencia
Una realidad lejana repito, de la cual posiblemente desconozca más elementos para poder dar una visión más ajustada, pero de aquello que me llega el espacio de reflexión al que me acerca es aquel que expreso en estas líneas.
Me evoca la necesidad de una gestión emocional social como medio para poder generar un consenso y plantear demandas concretas, ajustadas a esas necesidades irresueltas.
Entiendo que en determinado tipo de casos el límite de la expresión lo marca la vulneración de derechos del otro. Ir más allá de las posiciones, no personalizar, buscar un bien común y plantear opciones claras de mejora. Los cuatro pasos del modelo de negociación de Harvard válido para otros contextos como para este, si aquello que se busca es trabajar a favor de una buena convivencia.