Alta Fidelidad
Energía que se agota con el ruido de las quejas
Las dificultades del puesto (la imposición de una nueva jefa muy poco respetuosa con el trabajo ajeno, el tener que escribir 2 y 3 páginas diarias, las horas extras ni pagadas ni agradecidas….) superaron a mis ganas de escribir en prensa, a mi ilusión por cubrir noticias que me apasionaban, a trabajar con grandes profesionales y con gente maravillosa que compartía espacio con otra menos deseable.
Yo reconozco que a veces he sido tóxica, reconozco que a veces mis conversaciones han sido monotemáticas.
Yo reconozco que probablemente volveré a ser tóxica y lo seré porque todos en mayor o menor medida lo somos en algún momento de nuestras vidas.
La energía se acaba, la ilusión también
Quizás el escenario laboral sea el mejor caldo de cultivo para sacar la parte más autocomplaciente de nuestros abatimientos.
Hace ya unos cuantos años decidí irme del periódico donde llevaba trabajando alguno tiempo, y mi compañera y amiga de sección me pedía que no me fuera, que me lo pensara mejor.
Iba a estar mejor sin mí, estaba quemada y me pasaba el día quejándome
Recuerdo que le dije que ella iba a estar mejor sin mí, que estaba muy quemada y me pasaba el día quejándome y eso ni le hacía bien a ella ni me lo hacía a mí.
Las dificultades del puesto (la imposición de una nueva jefa muy poco respetuosa con el trabajo ajeno, el tener que escribir 2 y 3 páginas diarias, las horas extras ni pagadas ni agradecidas….) superaron a mis ganas de escribir en prensa, a mi ilusión por cubrir noticias que me apasionaban, a trabajar con grandes profesionales y con gente maravillosa que compartía espacio con otra menos deseable.
Me quejaba muchísimo y todo el mundo tenía que aguantar mis largos lamentos
El ruido de las quejas es agotador
Y me quejaba, me quejaba muchísimo y todo el mundo, le interesara o no, tenía que aguantar mis largos lamentos vinieran a cuento o no en la conversación.
Esta misma situación o una prima hermana nos ha pasado a todos o a muchos en algún momento, porque la vida nos pone en situaciones incómodas y es imposible que podamos controlarlas y evitadas todas.
Lo importante es tomar las decisiones necesarias para cambiar aquello que nos están generando semejante desazón.
El problema está en la gente que es tóxica el cien por cien de su tiempo
… te quita la energía
El problema está en la gente que es tóxica el cien por cien de su tiempo.
Que levante la mano el que tenga cerca una persona que siempre se está quejando, que nunca cuenta cosas positivas, que siempre quiere acaparar las conversaciones para contar sus penas, aunque normalmente no son nuevas y las haya contado de manera recurrente durante años.
Aunque la información no es nueva hace poco llegó a mis manos una noticia con el titular ‘¿Sabías que escuchar a gente que se queja todo el día te quita la energía?’.
No hay nada que te haga sentir mejor cuando estás triste que desahogarte con alguien de tu confianza
El que habla y el que escucha
No hay nada que te haga sentir mejor cuando te encuentras triste por algún motivo que desahogarte con alguien de tu confianza. Quizás esto sea tan positivo para que el que habla como para el que escucha porque se crean vínculos de empatía que nos convierten en seres racionales y emocionales.
Sin embargo, cuando la persona ejerce de víctima en todas las facetas de su vida y obliga a los que le rodean a escucharle constantemente se convierte de manera perenne en una persona tóxica con fatales consecuencias para ella misma y para todo su entorno.
A mí me ha ocurrido estar con una de estas personas y de pronto sentirme profundamente cansada, agotada y tener que levantarme e irme. Imagino que lo mismo le habrá ocurrido a alguien conmigo en alguna ocasión.
“Palos y piedras pueden romper nuestros huesos, pero las palabras rompen nuestros corazones”
Las palabras rompen nuestros corazones
Según cuenta la noticia, cuando empatizamos con estas personas tóxicas se modifican nuestros procesos hormonales en el cerebro y las neuronas del hipocampo.
Esto nos provoca conflictos emocionales, dificultades para resolver nuestros propios problemas, pérdida de la concentración y la generación permanente de pensamientos negativos.
Robert Fulghum dijo: “Palos y piedras pueden romper nuestros huesos, pero las palabras rompen nuestros corazones”. Los estudios científicos verifican esta cita al demostrar que nuestra salud puede estar condicionada por aquello que escuchamos lo queramos o no.