ENTREVISTA| Paloma de Vicente, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales y Técnico Superior en Calidad de Aire Interior en Quirónprevención
«No te acostumbres al ruido, es un riesgo que debes evitar»
Hablamos con ella largo y tendido sobre prevención del ruido. Es todo un referente para sus compañeros y para muchos empresarios en el área profesional de Higiene Industrial.
En la actualidad, tras más de 20 años de experiencia profesional, Paloma de Vicente forma parte del equipo de Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales de Quirónprevención.
«No te acostumbres al ruido, es un riesgo que debes evitar», advierte mientras se dirige a las empresas, a los trabajadores, y a la Sociedad en general.
Es consciente de que todavía queda mucho por hacer en cuanto a la prevención del ruido en el trabajo, y aún hay trabajadores y empresarios que «no saben a qué nos dedicamos, cuál es nuestra función».
Prevenir no es cosa para dejar en manos de la suerte y el Técnico en Prevención de Riesgos Laborales es un ‘amigo‘
Abordamos también el daño psicológico que puede provocar el ruido, pero eso será objeto de desarrollo más amplio en otra entrevista. Paloma de Vicente considera que «es mejor prevenir que curar» y que «el higienista tiene que saber observar y preguntar».
Empezamos la entrevista. Y recordad, prevenir no es cosa para dejar en manos de la suerte y el Técnico en Prevención de Riesgos Laborales es un ‘amigo‘.
R’. Hablemos de su especialidad, Higiene Industrial.
PdV. Higiene Industrial es una especialidad compleja en Prevención de Riesgos Laborales (PRL), porque tiene a su vez un grupo de subdivisiones importantes y que suponen una gran dedicación profesional. Así, podemos hablar de contaminantes físicos, entre los que estarían el ruido, las vibraciones, los campos electromagnéticos y las radiaciones ionizantes…); contaminantes químicos y contaminantes biológicos.
Además, tenemos que enfrentarnos a un amplio espectro de situaciones que derivan en necesarias estrategias y métodos de trabajo, planificación de muestreos, mediciones, preparación de equipos, etc. Una de mis responsabilidades en Quirónprevención es precisamente la gestión de los equipos de medición (selección, compra, mantenimiento).
Podemos decir que la gestión de los equipos está muy vinculada a Higiene Industrial. Aunque una pequeña parte son equipos para Seguridad y Ergonomía, la mayoría de los equipos que se utilizan en un Servicio de Prevención son para Higiene.
R’. ¿Y si nos centramos en el ruido?
PdV. ¿Cómo afrontamos el ruido? En España, tenemos una normativa, un Real Decreto (RD 286/2006) que recoge unos valores de referencia para evaluar la exposición a ruido de los trabajadores. Bueno, pues salvo excepciones tendremos que medir y comparar con esas referencias numéricas.
Para poder valorar el riesgo del ruido de acuerdo a esta normativa y a los valores establecidos, hay que realizar un gran trabajo de preparación, de estrategia, de muestreo. Todo esto te hace conocer muy bien el proceso productivo de una empresa, y dentro de cada empresa cada puesto de trabajo. No sólo es cuestión de decibelios.
Para valorar el riesgo del ruido de acuerdo a la normativa, hay que realizar un gran trabajo de preparación, de estrategia, de muestreo
R’. ¿Qué cualidades debe desarrollar un buen Técnico de Prevención?
PdV. El Técnico de Prevención debe ser un profesional con una gran capacidad de observación. Esta cualidad es fundamental junto a la de saber preguntar. Debemos conocer bien al interlocutor para poder obtener la información que necesitamos en nuestro trabajo.
Son habilidades que vas desarrollando en tu día a día como Técnico de Prevención. Recabar información fiable es clave para una buena evaluación higiénica. Es mucho más complejo que conocer una norma, hay que desarrollar estrategias de actuación. Y a veces no es fácil. La experiencia te lo va dando, aunque también hay que documentarse y estudiar previamente.
R’. ¿Todavía hay desconocimiento sobre vuestra importante labor?
PdV. ‘Soy Técnico de Prevención, ¿te suena?‘. Salvo que haya pasado un Técnico por su puesto de trabajo, le haya preguntado y se acuerde, la mayoría de los trabajadores contestarían ‘no’ a esta pregunta.
Cuando hablas de Prevención de Riesgos Laborales, la gente no entiende muy bien la entidad de nuestro trabajo. Piensan que es algo externo, algo que solo está reflejado en papeles, como las normas, pero no tienen idea de la colaboración que puede haber entre los trabajadores y los Técnicos de Prevención.
Las relaciones humanas y hablar con la gente son dos cosas que siempre me han gustado del trabajo de Técnico de Prevención. Además, ahora no es tan ‘dramático’ como hace 20 años, cuando pensaban que eras un inspector y tenían una idea muy limitada de tu trabajo.
R’. ¿Es el ruido el gran desconocido de la Sociedad como problema?
PdV. Tenemos que tener en cuenta que convivimos con el ruido en nuestras actividades extra laborales. Esto hace que nos acostumbremos al ruido y no seamos capaces de identificarlo como un riesgo laboral, algo que se debe evitar o por lo menos plantearse evitar. A veces no se puede evitar, pero sí hay forma de controlarlo y minimizarlo.
Estamos rodeados de ruido en nuestra vida diaria. Así, cuando vas a tu trabajo en la fábrica, por ejemplo, no te resulta raro que haya mucho ruido, pero lo que sucede es que te estás quedando sordo. Al ser una situación de riesgo que no sólo encontramos en el ámbito laboral, se hace difícil concienciar a la población y prevenirla. Es ésta un característica que he encontrado siempre en aquellos contaminantes que hay dentro y fuera de la empresa.
Desgraciadamente, la gente toma conciencia sobre el problema del ruido porque los resultados de las audiometrías están ahí y porque tienen que subir cada vez más el volumen de la televisión, de la radio o de su móvil. Pero ya es tarde.
En los locales públicos, cada vez se habla más alto. La gente esta cada vez más sorda y tendemos a subir todos los niveles. Y llega un momento en que el ruido de 75 y 80 db nos parece normal
R’. Y el ruido se acumula a nuestro alrededor…
PdV. Sí, el ruido se acumula. Estoy en la fábrica, tengo unas medidas de control de ruido óptimas, incluso lo he reducido a 80 dB. Pero luego voy a casa y allí estoy a 82 dB… es un ruido que se suma al ruido de la fábrica y al que estoy sometido.
Mi oreja no cambia, mi pabellón auditivo no cambia, mi tímpano no cambia, pero si yo en mi tiempo fuera del trabajo estoy en ambientes muy ruidosos, todo el día con los cascos puestos oyendo música, oyendo la radio, por la noche en la cama, inexorablemente voy perdiendo audición. Esto es algo de lo que no somos conscientes, en gran parte porque hay poca información.
En los locales públicos, cada vez se habla más alto. La gente esta cada vez más sorda y tendemos a subir todos los niveles. Y llega un momento en que el ruido de 75 y 80 db nos parece normal. Y sin embargo, son niveles altos para una actividad que no es industrial.
Es cierto que, como Técnico de Prevención, tengo un nivel elevado de concienciación frente al ruido y observo a diario como esta concienciación no existe en la Sociedad. Entro a una tienda y me pregunto, ‘¿pero cómo es posible que tengan la música tan alta?’. Nadie protesta porque estamos acostumbrados y cada vez el umbral va subiendo y vamos necesitando más ruido para percibir los sonidos.
Vas a la fábrica o a la oficina, hablas con los trabajadores y te asombras, ‘¿pero usted no tiene molestias con este ruido? ¿se concentra?’. Y la respuesta es ‘ah, pues no me lo había planteado, ahora que lo dice, suelo tener dolor de cabeza durante el día’.
Lo que sucede es que estos trabajadores están haciendo un esfuerzo excesivo para concentrarse, porque no se dan cuenta de que hay mucho ruido, piensan que es normal. Están habituados al ruido, pero su cuerpo, su cabeza no.
R’. ¿Cómo abordan ustedes el ruido en el ámbito laboral?
PdV. Tenemos que diferencias lo que es un ruido molesto de lo que es un ruido que produce daño a la salud. En una oficina (ambiente no industrial) podemos tener un ruido molesto, asociado a vibraciones, que nos provoque dolores de cabeza o estomacales. Cuando la empresa detecta estas molestias en los trabajadores te llaman y actúas, pero a posteriori al daño producido. Siempre es mejor prevenir que curar.
En la industria, te pueden avisar porque los trabajadores empiezan a notar pérdida de audición. O nuestro propio sistema de vigilancia de la salud puede detectar ese problema.
La tónica general de las empresas, desde siempre, ha sido ‘tengo que cumplir la normativa porque si no me sancionan y me ponen una multa‘
También lo pueden detectar los servicios médicos, que observan sorderas o hipoacusias en los trabajadores y que emiten un informe de sospecha de enfermedad profesional.
De aquí se pasa al Servicio de Prevención y, en ese momento, se evalúa el puesto de trabajo y la exposición al ruido para en su momento definir si hay o no enfermedad profesional.
Pero todo esto es también a posteriori, cuando el daño a la salud del trabajador ya se ha producido.
En otras ocasiones, nosotros detectamos antes el problema de ruido. Puede ser porque en la evaluación inicial de riesgos de la empresas, cuando visitas el centro de trabajo, identificas focos de ruido. Identificas, evalúas y empiezas a poner medidas antes de que el trabajador llegue a sufrir daños o manifieste molestias. Esta es la situación ideal.
R’. ¿Quizás falta educación en prevención por la parte empresarial?
PdV. En el asunto del ruido, la concienciación y la educación es muy importante. La tónica general de las empresas, desde siempre, ha sido ‘tengo que cumplir la normativa porque si no me sancionan y me ponen una multa’. Así de sencillo y así de complicado.
Desde que se establece la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los empresarios y sus asesores comienzan un proceso de información y su respuesta no es preocupación por si una maquina produce ruido o no, sino ‘oye, ven a evaluarme los riesgos porque lo tengo que hacer’.
Es en ese momento, cuando evaluamos los riesgos de la empresa es cuando el empresario se abre a un mundo de conocimiento sobre la prevención. Y aunque sea con esa filosofía de evitar la multa, hasta el más reacio a prevenir empieza a tomar medidas.
En un extremo, tenemos la empresa que se centra en el cumplimiento legal para no pagar una multa y en el otro la que se preocupa por la salud de sus trabajadores y aunque no fuera multada, establecería las medidas de prevención y protección necesarias.
Hoy en día se tiende más a este segundo extremo, que mejora la productividad y el estado físico y el bienestar de los trabajadores. Los empresarios empiezan a ser conscientes del valor añadido que tiene la prevención.
Dicho esto, hay que insistir en que hay un escollo importante en la norma del ruido que hace que la empresa tienda a coger el camino fácil. Cuando se publica la normativa, una de las cosas que llama la atención es que realizar los controles periódicos establecidos según el nivel de ruido parece suficiente.
Los empresarios empiezan a ser conscientes del valor añadido que tiene la prevención
El legislador dice que hay que reducir al riesgo mínimo los niveles de ruido, pero la empresa que tiene un nivel de 90 dB se limita a pagar un Servicio de Prevención que acude y mide el ruido anualmente.
Así, midiendo de forma periódica, entienden que se cumple la norma. Esta no es la idea del Real Decreto, pero se interpretó así. Es medir para que siempre salga 90 dB, pero no reduzco el nivel.
Esto es algo que en su día comenté en el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, porque me parecía fundamental que en la Guía Técnica que estaban elaborando parta desarrollo del RD 286/2006 se incidiese en este punto. En el ejemplo de los 90 dB, hay que evaluar todos los años según el control establecido en la normativa, pero antes tienes que rebajar el nivel de ruido detectado al mínimo posible.
Hay que poner los medios necesarios hasta que se justifique que técnica y organizativamente es imposible bajar ese nivel. Sólo después se aplicará el control periódico como medida preventiva.
R.’ ¿Y estamos mejor o peor que antes?
PdV. No estamos tan mal como hace años, pero… Recuerdo que una vez me reuní con un empresario para la evaluación de riesgos y no me dejó casi ni saludar. ‘Espera, que te voy a contar lo que quiero…’ me dijo ante mi perplejidad. Lo que quería era ‘no me des problemas, aquí puedes ver lo que quieras, hablas con todo el mundo, pero luego que el informe no me salga mal’.
Hemos avanzado bastante, pero todavía queda mucho por hacer. La normativa no se hubiera interpretado como hemos dicho si existiera una concienciación sobre la necesidad e importancia de evitar el ruido, o controlarlo o, en su defecto, minimizarlo.
Cada año que pasa, vamos mejorando porque se hace mucha labor por parte de los comités de seguridad y salud. Además, los empresarios y trabajadores cada vez tienen más información y reciben más formación al respecto. Pero evidentemente no estamos, todavía, en la situación ideal.
Como decíamos antes, hay que distinguir entre dos sectores productivos, oficinas donde el ruido molesto genera problemas de concentración que se traducen en un malestar físico como dolores de cabeza o estomacales. Es un malestar que no llega a traducirse en un daño a la salud como enfermedad y que desaparece en cuanto el trabajador deja ese entorno asociado a pasar muchas horas con un nivel de ruido bajo que no causa daño al oído pero sí interfiere en el proceso productivo.
En algunos casos, pasaremos de la enfermedad profesional al accidente de trabajo, por ejemplo en actividades con un ruido muy elevado en momentos puntuales
Esto es importante, por ejemplo, en los call center, donde hay mucha gente hablando a la vez. El problema no es el nivel de ruido, sino la interferencia conversacional…
Te cuesta mucho entender al interlocutor y tienes que hacer un esfuerzo mental importante que te puede agotar psicológicamente. El trabajador no acaba en un hospital pero se produce un daño, porque se va todos los días a casa con una molestia física.
Por otro lado, tenemos el entorno industrial. Se han venido detectando hipoacusias en los trabajadores de este sector. Ante esto, poco podemos hacer salvo proteger a esos trabajadores de forma individual.
En algunos casos, pasaremos de la enfermedad profesional al accidente de trabajo, por ejemplo en actividad con un ruido muy elevado en momentos puntuales (pruebas de tiro, explosiones en canteras).
Son casos menores, pero que pueden provocar daños importantes en el oído, conllevan baja y pueden ser graves. Lo más habitual es la hipoacusia o sordera en el ámbito industrial por máquinas, tornos, taladros, planchas… Hay ámbitos laborales muy ruidosos.
R’. ¿Que le diría a a los empresarios y a los trabjadores?
PdV. El empresario debe ser consciente de la importancia de la adopción de medidas preventivas colectivas. Es fundamental que la prevención se tenga en cuenta desde el mismo diseño del lugar de trabajo, adecuado a los trabajadores y a las máquinas, de tal manera que no se amplifique el nivel de ruido.
Los empresarios deben pensar en el trabajador y en los riesgos a los que pueden estar expuestos por ruido, y no sólo en la producción. Integrar la prevención en la empresa es integrarla en todos sus departamentos y no solo en Recursos Humanos, en el diseño del lugar de trabajo, en la organización de la producción, en la compra de equipos de trabajo…
Por su parte, el trabajador debe atender bien a la información y formación que se le ofrece, que también es un obligación del empresario. Y por supuesto, utilizar los equipos de protección individual(EPI), con un uso correcto, cuando se le faciliten.
A veces, ocurre que los trabajadores sufren una sobreexposición al ruido porque no utilizan en tiempo y forma los equipos de protección individual (EPI).
Volvemos a lo mismo, posiblemente porque se han acostumbrado al ruido, no muy diferente al que pueden sufrir en la calle, en un bar… Y por eso no prestan atención a la formación e información para su protección. Los EPI se pueden convertir en un riesgo parta el trabajador si no se utilizan correctamente.
Los equipos de protección individual se pueden convertir en un riesgo parta el trabajador si no se utilizan correctamente
R’. ¿Y a la población en general?
PdV. Es difícil, porque como ciudadano muchas veces no está en tu mano actuar sobre el nivel de ruido. Pero si entramos en un entorno demasiado ruidoso, debemos detectarlo desde un primer momento, porque luego ya no va a valer, nos estaremos quedando sordos y ya no será ruido.
Es importante que no metamos a los niños en entornos ruidosos, porque irán sufriendo daño poco a poco y además, una vez más insisto, se irán acostumbrando al ruido. Debemos quitar el carácter de normalidad al ruido.
No debemos callarnos ante un nivel demasiado elevado de ruido en general y, por supuesto, en el ámbito laboral.
Esta profesión es muy gratificante porque te permite ayudar cuando estableces una medida preventiva e informas al trabajador
R’. ¿Se siente todavía un poco como un bicho raro por su profesión?
PdV. Sí, esa es la frase, un bicho raro… pero menos. Esta profesión me parece muy gratificante en la mayoría de las ocasiones, porque te permite ayudar cuando estableces una medida preventiva e informas al trabajador.
Pero otras, cuando el empresario no está muy concienciado con la prevención y coge tu informe para leerlo por encima y presientes que no va a hacer mucho, o nada, entonces, la sensación es de tristeza.
Es una moneda de dos caras. De cualquier forma, el balance final es que estamos avanzando y que cada vez más empresarios y trabajadores colaboran más con la prevención.