Dice Josh Bulriss que hay personas que llegan a tu vida como una bendición y otras personas que llegan a tu vida como una lección… Cualquiera de las dos opciones supone un aprendizaje, una oportunidad para crecer.
La verdad es que hay personas que son Kriptonita. Lo son para ti, tal vez no para el resto del mundo. Son Kriptonita porque cuando se acercan a ti o las notas presentes en tu vida, la inundan de mediocridad. Te quitan fuerza, te hacen sentir roto, descosido, líquido.
Hay personas que son Kriptonita para ti, porque cuando se acercan o las notas presentes en tu vida, la inundan de mediocridad. Te quitan fuerza, te hacen sentir roto, descosido, líquido
Es casi como si hubieran encontrado un botón en ti que al apretar pusiera en marcha un mecanismo que te arrastra a tu cárcel particular, a ese lado oscuro del que huyes o una especie de palanca que accionar para desbordar esa presa de emociones que llevas dentro.
A veces, son personas que se llevan tu energía y otras te llenan de ira. Es como si descargaran tu batería, como si anularan tu capacidad para ver claro y escoger.
Personas que te sacuden con una palabra que en boca de otro carecería de connotación y sentido. Personas que cuando te miran te desarman y te hacen sentir diminuto, minúsculo. A veces lo hacen en persona pero otras no les hace falta. Te envían un mensaje, en ese momento justo en el que estás cómodo, respirando profundo, después de un largo día, haya sido bueno o aciago, y sólo con ver su nombre en la pantalla, el estómago se te encoge.
Las cosas no son como son, son como decidimos verlas
Da igual qué diga ese mensaje. Sea un halago o un reproche. Viniendo de esa persona nada es bueno. Todo lo impregnan de negatividad y malas vibraciones. Si te dicen algo que parece hermoso será como un caramelo envenenado. Si te dicen algo que parece negativo, confirmarás enseguida que todo se complica.
Mientras no descubras por qué te molesta este Juan, en tu vida no pararán de aparecer Juanes que vienen a hacerte sentir de esa forma para que los superes
Sea lo que sea es el principio de una cadena de acontecimientos poco agradables que se van a ir entrelazando unos con otros hasta dejarte seco, vacío, asqueado… Te preguntas si eso sólo te pasa a ti. Te preguntas si es él o ella o hay algo en ti… Te preguntas si esta noche podrás dormir.
Da igual como se llame, Juan, Pedro o Marta. Mientras no descubras por qué te molesta este Juan, en tu vida no pararán de aparecer Juanes que vienen a hacerte sentir de esa forma para que los superes.
Porque en realidad, no es él, eres tú. Ese Juan se ha metido en tu vida porque lo necesitabas, porque la vida te lo ha puesto delante para que aprendas algo… No, en el fondo no es aprender algo de él, es aprender algo de ti a través de él.
No aprendemos a saltar, aprendemos qué actitud debemos tener para poder saltar
No aprendemos a hacer nada de otros hasta que no lo interiorizamos y descubrimos cómo encaja en nosotros. Cómo vemos a esas personas y cómo las tratamos para que su trato con nosotros sea tal y como es.
Y eso no se aprende esquivándole o huyendo. No desaparecerá esa sensación si Juan desaparece, se muda a otra ciudad y ni siquiera si deja este mundo.
Tus emociones seguirán ahí y llegarán otras situaciones que las volverán a poner en marcha, que te harán sentirte igual y activarán la palanca que vacía la presa… Esas personas no son más que un reflejo de aquello de lo que quieres huir.
Y pasará una, otra, mil veces hasta que analices el mensaje y sepas por qué
Hasta que busques en tu interior qué dice Juan de ti, qué hay en ti de él que no ves, que tal vez detestas, qué hace que te rompa y sacuda por dentro… Qué miedo te desata, qué culpa te obliga a cargar para que la sueltes, qué reproche te haces al ver en él el reproche.
Hay personas cuya misión parece que sea ir por el mundo destrozando… Aunque, tal vez en realidad, la vida te las pone delante para que tú construyas, para que cosas tu vida y te reafirmes…
Y en todo esto, es igual el papel de Juan. Quiero decir que poco importa si se entera o no. Si se da cuenta (tal vez sí y tú eres también un Juan para tu Juan) o si ni tan solo sabe el mal que causa porque es incapaz de ver más allá de su nariz. Hay personas cuya misión parece que sea ir por el mundo destrozando… Aunque, tal vez en realidad, la vida te las pone delante para que tú construyas, para que cosas tu vida y te reafirmes…
Da igual si le ves cada día o una vez al mes o si es sólo una voz al otro lado del teléfono. Puedes decidir amarle y olvidarle, perdonarte y perdonarle o decirle que ya no quieres saber nada de él, pero tienes que superarlo, asumirlo, entender qué ha venido a decirte sobre ti… Lo único que no puedes es evitarle para evitar mirar dentro de ti.
Las personas que te hacen daño y esperan que sufras con sus acciones, te hacen mucho bien sin querer, sin saberlo…
Lo sé, lo hacen sin querer y en realidad te lo haces tú mismo, pero ellas están ahí para que las uses y puedas tomar impulso, para que al verte reflejado en sus ojos digas «basta» y cambies de camino interior… Si les quitas el poder que tienen sobre ti y le das la vuelta a la situación, acabas teniendo que darles las gracias… Igual que sueltan la presa, cierran la herida…
Si les quitas el poder que tienen sobre ti y le das la vuelta a la situación, acabas teniendo que darles las gracias… Igual que sueltan la presa, cierran la herida…
Y le aceptas, le perdonas, le entiendes, le comprendes… Una vez hagas eso, Juan ya no podrá afectarte. Si luego sigue dando la lata e intoxicando, te alejas. Si luego cuando le mires a los ojos ,con tus ojos nuevos de ser más evolucionado, te da cuenta de que tiene mil cosas buenas que no veías, si quieres y quiere, te acercas. Lo único que importa es que seas capaz de aceptar la lección y entender y tomar la decisión de ser tú.
Nunca debemos tolerar que no nos traten con respeto, pero tenemos que darnos cuenta siempre cómo tratamos nosotros a los demás. Nuestra forma de acercarnos determina su respuesta. Nosotros desempeñamos un papel y ellos responden según el rol que les otorgamos.
La gente es como la ves y responde como decidimos que responda, como les dejamos que responda
El cordero se vuelve lobo si le hablamos como a un lobo y nos asusta porque nota el poder que le concedemos.
El lobo se vuelve un perro fiel si le hablamos con cariño y esperamos lo mejor de él.
El único freno a tu vida es tu reticencia a soltar, a dejar de sentirse culpable, triste, pequeño, impotente, inútil y mil adjetivos más que no son lo que tú eres
Tal vez, ese Juan para otros es la mejor persona que conocen…Tal vez para algunos tú eres un Juan que ahoga sus intentos por ser felices y apaga su luz cuando intentan brillar. A veces, ese personaje es una persona desconsiderada pero otras no tiene por qué y es sencillamente alguien que pone en marcha un mecanismo en ti que te llevará a conocerte mejor ya superarte.
Normalmente, hasta que nos damos cuenta de por qué activa ese mecanismo, topamos con algunos Juanes.
Hasta que descubrimos que son una fuente de aprendizaje, los actores necesarios que aprietan el botón y activan la palanca para te des cuenta y trabajes en ti.
Para que descubras que tu Kriptonita eres tú. Que el único freno a tu vida es tu reticencia a soltar, a dejar de sentirse culpable, triste, pequeño, impotente, inútil y mil adjetivos más que no son lo que tú eres pero que te empeñas a seguir y demostrar…