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Pedagogía de ‘EL DIRECTO’

Sentimientos como la ira, la rabia, el enfado, la preocupación y la tristeza provocan alteraciones en nuestra conducta y nuestro estado de ánimo. Controlar todas estas emociones negativas supone una ardua y constante tarea. Todo lo que hacemos en nuestro tiempo libre, desde descansar hasta entretenernos de cualquier forma, son intentos de llegar a sentirnos mejor y alejarnos de aquello que nos perturba y nos aleja del bienestar emocional.

Inteligencia emocional y música (3)

Teóricamente, el autocontrol, considerado uno de los cinco elementos principales de la inteligencia emocional, es la capacidad que nos permite controlar los estados de ánimo que nos alteran, siendo necesario para ello y en primer lugar, ser conscientes de nuestras emociones, es decir, todo lo relacionado con la habilidad (ya abordada) del autoconocimiento.

Sentimientos de irarabiaenfado, preocupación y tristeza provocan alteraciones en nuestra conducta y nuestro estado de ánimo

Sentimientos como la ira, la rabia, el enfado, la preocupación y la tristeza provocan alteraciones en nuestra conducta y nuestro estado de ánimo.

Controlar todas estas emociones negativas supone una ardua y constante tarea, de hecho y según los estudios de varios psicoanalistas*, todo lo que hacemos en nuestro tiempo libre, desde descansar hasta entretenernos de cualquier forma, son intentos de llegar a sentirnos mejor y alejarnos de aquello que nos perturba y nos aleja del bienestar emocional.

Enfadarse es normal, natural, y normalmente viene dado por la interpretación o juicio que nosotros mismos hemos emitido sobre el hecho o acontecimiento que lo ha provocado.

El enfado es considerado como la emoción negativa más seductora, ya que proporciona argumentos convincentes de ‘ajuste de cuentas’, haciéndonos sentir que dicha descarga está justificada y tiene un porqué racional; la famosa catarsis.

Ira, rabia, inteligencia emocional

Rienda suelta a nuestro enfado

Los estados de ira y de rabia se caracterizan por ser emociones de tristeza muy fuertes e intensas, tan intensas que la persona que lo experimenta se siente incapaz de perdonar y está cerrada a todo razonamiento. En estos casos, se actúa sin considerar las posibles consecuencias del acto y pone en primer plano nuestro lado más primitivo, brutal y rudimentario en el aspecto conductual.

La única forma de provocar enfriamiento del enfado es alejarse del foco que provoca dicha emoción 

La catarsis, es decir, el hecho de dar rienda suelta a nuestro enfado, esta popularmente aceptado como un modo adecuado de despojarnos y controlar nuestra irritación. Sin embargo, estudios específicos* demostraron que esto no es así, ya que lejos de mitigar esa sensación de descontrol, la aumentan aunque. Por otro lado, si es verdad que puede llegar a provocar sensaciones de placer.

La única forma de provocar un estado de enfriamiento del enfado es, alejarse del foco que está provocando dicha emoción acompañándolo, además, con pensamientos y realización de tareas que nos lo hagan pasar bien, distraernos, ya que es difícil estar enojado si otra cosa nos está haciendo sentir placer y bienestar en general.

tristeza, emociones, inteligencia emocionalOtra emoción es la ansiedad, producida, a su vez, por un ciclo de preocupación que consiste, básicamente, en una anticipación ante los peligros que la vida pueda presentarnos y la búsqueda de soluciones positivas para evitarlos y combatirlos. La falta de autocontrol sobre el ciclo de la preocupación puede producir que miedos, fobias u obsesiones protagonicen un secuestro emocional que, si se intensifica mucho, puede desembocar en auténticos ataques y desequilibrios nerviosos.

Las preocupaciones suelen estar presentes en nosotros a través de los pensamientos. La solución más eficaz es alejar la mente de dichas perturbaciones, sustituirla por otros quehaceres y realizar ejercicios físicos que nos ayuden a relajarnos y a mantenernos lejos de aquello que nos perturba.

No podemos decidir racionalmente no enfadarnos, lo que sí podemos hacer es tener herramientas para controlar estos estados y desarrollar habilidades personales que eviten o mermen su aparición

La tristeza es, posiblemente, el estado de ánimo más común y del que más gente quiere despojarse. Lo que muchos no saben es que no deberíamos de evitar toda la tristeza, pues tiene sus efectos positivos.

La tristeza es una emoción que va en nuestro código genético y nos ha ayudado siempre a evolucionar y a sobrevivir. Cuando sufrimos una experiencia muy negativa (como una gran pérdida) nos permite crear un refugio reflexivo, ralentizar nuestro ritmo de vida y llevar a cabo los ajustes psicológicos pertinentes para adaptarnos a la nueva situación.

En cambio, no debemos confundir la tristeza con la depresión, un estado de tristeza profunda permanente que, a grosso modo, nos quita las ganas de vivir y nos despoja de, prácticamente, todas las habilidades emocionales que poseemos.

Existen muchas actividades y técnicas para despojarnos de las malas sensaciones. Algunos de estos elevadores de ánimo pueden ser:

  • El llanto, ya que ayuda a desahogarnos y a reducir la angustia
  • Divagar e imaginarnos cosas agradables o soñadas
  • Ejercicios físicos y técnicas de relajación en general
  • Exponernos a alguna experiencia de entretenimiento que nos guste mucho: ver una película, escuchar música, leer o participar en eventos

No podemos decidir racionalmente no enfadarnos, lo que sí podemos hacer es tener herramientas para controlar estos estados y, sobre todo y lo más importante, desarrollar habilidades personales que eviten o mermen su aparición y/o intensidad.

Llanto, lágrimas, emociones, inteligencia artificial

El autocontrol y la música

La interpretación musical en directo y los escenarios en general, por su propia naturaleza, nos exponen a situaciones de estrés y ansiedad. Cada vez que realizamos una audición o concierto que requiere el cien por cien de nuestro nivel interpretativo y concentración, tenemos una magnífica oportunidad para hablar de qué y cómo podemos hacer para que nuestro subconsciente emocional no nos arruine el trabajo previo, arrojándonos a vivir una experiencia, como mínimo, agria.

Para que resulte realmente eficaz y provechoso, es necesario realizar pedagogía de la experiencia que vivimos durante una audición. Para ello, es necesario tener en cuenta tres fases: la preparación, el directo y las conclusiones.

  • La preparación: En la fase previa, es importante imaginarse el futuro instante como algo, en general, bueno, agradable y provechoso. Es necesario interiorizarlo como una oportunidad para materializar el esfuerzo realizado; te has preparado para hacer música y lo vas a demostrar. Es muy aconsejable investigar distintas técnicas para controlar los nervios y la ansiedad como, por ejemplo, mantener la concentración racional en puntos concretos y estratégicos (el ritmo, la afinación, la musicalidad, etc…), evitando así que la mente empiece a generar pensamientos de miedo o preocupación. También es muy importante tener conocimiento y control sobre el ciclo del aire-respiración como técnica de relajación, con la realización de ejercicios previos específicos. No olvidemos que siempre podremos experimentar todo esto haciendo pre-audiciones privadas ante amigos y familiares, pues nos servirá de gran ayuda.
  • El directo: Ha llegado la hora de poner en práctica todo lo trabajado. Es muy importante tener una actitud proactiva, pensar que todo va a salir bien, está controlado y, ante todo, se va a disfrutar de la experiencia. ¡Suerte!
  • Conclusiones: Es hora de comparar y sacar conclusiones. ¿Qué sensaciones has vivido? ¿Sentías el control de tus movimientos y pensamientos? ¿Has logrado poner en práctica las técnicas trabajadas? ¿Esperabas este resultado? Y un largo etcétera de preguntas que nos tendremos que formular y responder si queremos que todo esto tenga repercusiones positivas en futuras ocasiones y, sobre todo, para nuestra inteligencia musical. Además, es muy recomendable extrapolar este tipo de procesos y experiencias con otras situaciones emocionalmente similares a las que nos podemos vernos expuestos en la vida, como puede ser una entrevista de trabajo o una fuerte discusión con alguien.

Tanto para docentes como para intérpretes profesionales o amateurs, es muy aconsejable ser conscientes y activos divulgadores de estas prácticas, pues pueden mejorar la experiencia y así ayudar a usar todo aquello que las música nos brinda para el desarrollo íntegro del individuo.

Espero que hayan disfrutado y aprendido con este artículo que vincula y resalta el valor que surge al interrelacionar disciplinas como la inteligencia emocional, la pedagogía y la música.

*Los estudios científicos y sus protagonistas a los que se hace alusión en el presente texto están nombrados y detallados en el libro ‘Inteligencia Emocional’, de Daniel Goleman.

Eduardo Sánchez-Escribano García de la Rosa es un músico español que estudia, practica y ejerce profesionalmente diversas disciplinas musicales; interpretación, dirección artística, pedagogía y gestión de proyectos. En su plataforma digital “MUSIC, THINK & SHOUT” crea y divulga contenidos digitales relacionados de forma transversal con la música, el arte, la pedagogía, la filosofía y la cultura en general.

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