Gestión del ruido… y del silencio
Hace poco estuve tres días ingresada en el hospital. Respecto a la atención médica mejor no voy a hablar en esta ocasión, pero sí sobre la gestión del ruido de estas jornadas, que fueron agotadoras.
Toda la vida he visto en los centros de salud ese cartel, que a todos nos suena, de una enfermera, vestida aún de los años 60 ó 70, pidiendo silencio a los enfermos y a los familiares.
Ahora a esta ilustración se suman carteles pidiendo que se apaguen los teléfonos para no molestar. Se trata de mostrar respecto al trabajo a los profesionales de la salud para que tengan tranquilidad para ejercer su trabajo.
No tendría que se ser necesario pedirlo pero, por desgracia, no se puede confiar en la prudencia de todo el que pisa estas instalaciones.
¡Silencio, por favor!, necesito descansar
Lo que sí creo cada vez más necesario es que los usuarios elaboremos unos carteles para recordar a los trabajadores de los hospitales, a todos ellos (médicos, enfermeros, auxiliares, personal de limpieza…) que también necesitamos que se intente hacer el menos ruido posible en unas circunstancias en las que estamos sufriendo dolores y nos encontramos débiles, cansados y vulnerables.
Cuando estás físicamente agotada necesitas que el entorno te ayude a descansar para recuperarte
Sé que sólo están realizando su trabajo y que si pasan a la habitación de los pacientes tantas veces es sólo para darnos la mejor atención posible pero tanto de día pero, sobre todo de noche, los pacientes necesitan descansar.
Esto se convierte en misión imposible si una vez que has podido coger el sueño a las dos de madrugada entran en la habitación encendiendo todas las luces, hablando con el mismo tono que se emplearía a las doce de la mañana y, una vez que te han hecho la prueba en cuestión, se van cerrando la puerta sin utilizar el picaporte.
Esta operación, a pesar de no estar grave, puede repetirse varias veces en una misma noche porque las labores están debidamente divididas entre el personal. Es decir, no es la misma persona la que toma la temperatura, la que pone la medicación necesaria, la que te ofrece la cena, la que te revisa para ver cómo evolucionas…
Silencio, respeto y educación
No quiero parecer desagradecida, es sólo que cuando estás físicamente agotada necesitas que el entorno te ayude a descansar para poder recuperarte lo antes posible.
Hay historias terribles de pacientes que han tenido que compartir espacio en el hospital convirtiendo su convalecencia en una pesadilla
Y tengo que decir que tuve suerte porque mi habitación no era compartida. Y es que hay historias terribles de pacientes que han tenido que compartir espacio en el hospital convirtiendo su convalecencia en una pesadilla.
Recuerdo la experiencia de una amiga que pidió el alta voluntaria por no lidiar más con la familia numerosa de su acompañante que no respetaba ni horarios ni horas de descanso.
Aunque no siempre es así. Hace unos años me operaron de algo sin importancia pero sí doloroso y tuve a una compañera de habitación maravillosa que me entretuvo con buena conversación los ratos en los que yo me encontraba mejor y me respetó con silencio e incluso saliendo de la habitación cuando me encontraba dolorida o cuando los médicos venían a examinarme.