En sus manos

¿Ruido? Necesito un abogado

El tiempo juega en contra de la víctima del ruido. Así pues, es imprescindible que el ciudadano disponga del debido y urgente asesoramiento de un profesional de la abogacía que pueda ayudarle a prevenir y solucionar sus problemas con el ruido cuanto antes.

Ricardo Ayala, abogado especializado en ruido y socio director de Ayala & González - Foto: Jesús Umbría

Pongámonos en situación para hablar de ruido. Desde la Segunda Guerra Mundial, nuestras ciudades han experimentado un desarrollo industrial y luego tecnológico acorde con el incremento exponencial de la población de las mismas, pasando de una sociedad de pueblos a otra urbanita.

Esto, que sin duda ha favorecido el desarrollo de las personas y ha ofrecido nuevas oportunidades, también ha dado lugar a problemas de sobrepoblación y a una mayor complejidad en las relaciones sociales por la inevitable aglomeración, y la introducción de la maquinaria en nuestras viviendas, edificios e infraestructuras.

Es inevitable que en esta situación, que además necesariamente seguirá incrementándose, surjan problemas de convivencia ciudadana relacionados por la generación de emisiones contaminantes molestas y perjudiciales para la salud. Nos referimos a ruidos, olores, calor, vibraciones e incluso ondas electromagnéticas.

La importancia del abogado frente al ruido

Es aquí donde la figura del abogado emerge como factor de ordenación y pacificación social, especialmente en los problemas de ruidos, una de las mayores molestias para el ciudadano, y por tanto uno de los agentes que más alteran la convivencia. Cuando hablamos de ruidos, nos referimos aquellos de naturaleza intolerable, esto es, con los que nadie quisiera convivir.

La regulación del ruido en las ciudades corresponde a los ayuntamientos a través de sus normativas y ordenanzas municipales, y con su aplicación mediante los funcionarios públicos, y de forma directa la policía municipal.

Sin embargo, hay que reconocer que en la mayoría de las ciudades los ayuntamientos tienen un papel meramente formal en estos problemas, limitándose a realizar una legislación que luego les sobrepasa y les desborda en su cumplimiento, y que atiende solo a los casos más sangrantes y por norma general, hay que decirlo, tarde.

Por eso, el ciudadano se ve obligado a exigir a los poderes públicos locales el cumplimiento de su propia normativa sobre todo en el desarrollo de actividades comerciales y públicas que pueden ser potencialmente molestas e insalubres en el ámbito acústico.

Ayala & González Abogados, especialistas en contaminación acústica – Foto: Jesús Umbría

Es imprescindible la labor del abogado para poder canalizar de forma correcta y eficaz las quejas y reclamaciones de los ciudadanos ante sus ayuntamientos debido a los problemas que surgen entre ellos en el desarrollo económico de las actividades urbanas: comercios, talleres, restaurantes, bares, discotecas, uso de los espacios públicos, fiestas en las viviendas, instalación de aparatos en los edificios, pisos turísticos o residencias de estudiantes y pensiones en las viviendas, mascotas, instrumentos musicales, etc. Y podríamos seguir así con una lista interminable.

Hay que acentuar la educación medioambiental urbana de los ciudadanos y sobre todo la conciencia de respeto en unas urbes cada vez más complejas

De entrada, hay que acentuar la educación medioambiental urbana y sobre todo la conciencia de respeto en unas urbes cada vez más complejas desde todos los puntos de vista. Sin duda, esta es la solución más eficaz a medio plazo si se aplica a las nuevas generaciones en su educación escolar.

Los poderes públicos tienen una labor decisiva en cuanto a prevención en lo sucesivo, pero mientras ha de aplicarse la regulación legal que a día de hoy puede ser eficaz para garantizar nuestra convivencia. Es ahí donde el abogado puede enfocar las soluciones con las administraciones y el ciudadano de forma practica.

Enfrentarse a la administración es un problema aun mayor que el problema que ya tiene el ciudadano en su vivienda ocasionado por ruido. La falta de medios y la lentitud en aplicar soluciones a problemas de ruido que atañen en lo más directo al desarrollo de la vida familiar y personal del ciudadano en su propio hogar, hacen que estas situaciones se enquisten y alcancen una magnitud de primer orden para la salud y convivencia pacífica.

Casi siempre, las familias deben seguir conviviendo en el mismo edificio durante meses o años sin ver cómo se soluciona un problema que afecta también directamente a la intimidad de sus hogares en cuanto que las molestias graves por ruidos se introducen en sus vidas al ‘infectar’ de forma permanente su vivienda, su vida, y su descanso.

Los tribunales y los derechos de los ciudadanos

Es imprescindible que el ciudadano sepa que ante un problema de graves y frecuentes molestias por ruidos que afecten a su vida debe acudir sin demora, sin esperar a que esto sea insufrible e insoportable, a la Administración que tiene la competencia en esta materia.  Es clave que lo haga a través de un profesional que conozca la materia y las organización para poder actuar y exigir debidamente sus derechos. De no poder defenderlos en la vía administrativa, lo mejor es no perder el tiempo y enfocarlos en la vía judicial.

En este sentido, es conveniente que el ciudadano conozca que los tribunales pueden amparar sus derechos fundamentales, ya establecidos en nuestra constitución y en las directivas europeas, tanto por la vía contencioso administrativa, ante la jurisdicción civil y en los casos más graves ante la jurisdicción penal.

La mayoría de las personas, en su ignorancia del derecho y en su buena fe, confían en que los vecinos y los dueños de negocios que les molestan, y también los ayuntamientos competentes, les resuelvan su problema. Sin duda, esta es la primera acción que hay que efectuar, pedir directamente y con claridad al agente emisor y a los responsables en velar por ello que de forma respetuosa con la convivencia solucionen el problema que están creando.

Sin embargo, lamentablemente en muchas ocasiones esto no se arregla con tanta facilidad. El problema crece y la calidad de vida de las personas y sus familias se deteriora ostensiblemente. El tiempo juega en contra de la víctima del ruido. Es imprescindible que el ciudadano disponga del debido y urgente asesoramiento de un profesional de la abogacía que le ayude a prevenir y solucionar sus problemas con el ruido cuanto antes.

Y lo que es más importante, tratar de evitar acudir a los tribunales, con las acciones y reclamaciones previas en evitación de juicios. Pero si esto no fuera posible, empezar a preparar las pruebas periciales adecuadas para obtener el amparo judicial en el cese de las molestias, incluso a través de medidas cautelares, y la reparación de su sus padecimientos vía resarcimiento por daños y perjuicios.

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