Hablemos de ruido. Desde la Segunda Guerra Mundial, nuestras ciudades han experimentado un desarrollo industrial y luego tecnológico acorde con el incremento exponencial de la población de las mismas, pasando de una sociedad de pueblos a otra urbanita.
Esto, que sin duda ha favorecido el desarrollo de las personas y ha ofrecido nuevas oportunidades, también ha dado lugar a problemas de sobrepoblación y a una mayor complejidad en las relaciones sociales por la inevitable aglomeración, y la introducción de la maquinaria en nuestras viviendas, edificios e infraestructuras.
Cuando hablamos de ruidos, nos referimos aquellos de naturaleza intolerable, esto es, con los que nadie quisiera convivir
Es inevitable que en esta situación, que además necesariamente seguirá incrementándose, surjan problemas de convivencia ciudadana relacionados por la generación de emisiones contaminantes molestas y perjudiciales para la salud. Nos referimos a ruidos, olores, calor, vibraciones e incluso ondas electromagnéticas.
La importancia del abogado frente al ruido
Es aquí donde la figura del abogado emerge como factor de ordenación y pacificación social, especialmente en los problemas de ruidos, una de las mayores molestias para el ciudadano, y por tanto uno de los agentes que más alteran la convivencia. Cuando hablamos de ruidos, nos referimos aquellos de naturaleza intolerable, esto es, con los que nadie quisiera convivir.
Como es sabido, la regulación del ruido en las ciudades corresponde a los ayuntamientos a través de sus normativas y ordenanzas municipales, y con su aplicación mediante los funcionarios públicos, y de forma directa la policía municipal.
Sin embargo hay que reconocer que la mayoría de las ciudades los ayuntamientos tienen un papel meramente formal en estos problemas, limitándose a realizar una legislación que luego les sobrepasa y les desborda en su cumplimiento, atendiendo solo a los casos más sangrantes y por norma general, tarde.
Por eso, el ciudadano se ve obligado a exigir a los poderes públicos locales el cumplimiento de su propia normativa sobre todo en el desarrollo de actividades comerciales y públicas que pueden ser potencialmente molestas e insalubres a nivel acústico.
Es imprescindible la labor del abogado para poder canalizar de forma correcta y de forma eficaz las quejas y reclamaciones de los ciudadanos ante sus ayuntamientos debido a los problemas que surgen entre ellos mismos en el desarrollo económico de las actividades urbanas ya sean: comercios, talleres, restaurantes, bares, discotecas, uso de los espacios públicos, fiestas en las viviendas, instalación de aparatos en los edificios, pisos turísticos o residencias de estudiantes y pensiones en las viviendas, mascotas, instrumentos musicales, etc. Y podríamos seguir así con una lista interminable.
Hay que acentuar la educación medioambiental urbana de los ciudadanos y sobre todo la conciencia de respeto en unas urbes cada vez más complejas
Lo primero que hay que señalar es que hay que acentuar la educación medioambiental urbana de los ciudadanos y sobre todo la conciencia de respeto de unos a otros en unas urbes cada vez más complejas desde todos los puntos de vista. Sin duda esta es la solución más eficaz a medio plazo si se aplica a las nuevas generaciones en su educación escolar.
La solución al ruido pasa por la prevención y la educación
Los poderes públicos tienen una labor decisiva en cuanto a prevención en lo sucesivo, pero mientras ha de aplicarse la regulación legal que a día de hoy puede ser eficaz para garantizar nuestra convivencia, y como decía, es ahí donde el abogado puede enfocar las soluciones con las administraciones y el ciudadano de forma practica.
Para el ciudadano, y casi siempre, enfrentarse a la administración es un problema aun mayor que el problema que ya tiene en su vivienda ocasionado por los ruidos. La falta de medios y la lentitud en aplicar soluciones a problemas de ruido que atañen en lo más directo al desarrollo de la vida familiar y personal del ciudadano en su propio hogar, hacen que estos problemas se enquisten y alcancen una magnitud de primer orden para la salud y convivencia pacífica de las familias.
Casi siempre, las familias deben seguir conviviendo en el mismo edificio durante meses o años sin ver cómo se soluciona un problema que afecta también directamente a la intimidad de sus hogares en cuanto que las molestias graves por ruidos se introducen en sus vidas al infectar de forma permanente su vivienda, su vida, y su descanso.
Los tribunales y los derechos de los ciudadanos
Es imprescindible que el ciudadano sepa que ante un problema de graves y frecuentes molestias por ruidos que afecten a su vida en cualquier nivel debe acudir sin demora, sin esperar a que esto sea insufrible e insoportable, directamente a la Administración que tiene la competencia en esta materia, y sobre todo que lo haga a través de un profesional que conozca la materia y las organización para poder actuar y exigir debidamente sus derechos. De no poder defenderlos en la vía administrativa, lo mejor es no perder el tiempo y enfocarlos en la vía judicial.
En este sentido, es conveniente que el ciudadano conozca que los tribunales pueden amparar sus derechos fundamentales, ya establecidos en nuestra constitución y en las directivas europeas, tanto por la vía contencioso administrativa, ante la jurisdicción civil y en los casos más graves ante la jurisdicción penal.
La mayoría de las personas, en su ignorancia del derecho y en su buena fe confían en que los vecinos y los negocios que les molestan, y los ayuntamientos competentes, les resuelvan por sí mismos su problema. Sin duda este es la primera acción que hay que efectuar, pedir directamente y con claridad al agente emisor y a los responsables en velar por ello que de forma respetuosa con la convivencia solucionen el problema que están creando.
El tiempo juega en contra de la víctima del ruido
Sin embargo, lamentablemente en muchas ocasiones esto no se arregla con tanta facilidad, por lo que el problema crece y la calidad de vida de las personas y sus familias se deteriora ostensiblemente. El tiempo juega en contra de la víctima del ruido. Así pues, es imprescindible que el ciudadano disponga del debido y urgente asesoramiento de un profesional de la abogacía que pueda ayudarle a prevenir y solucionar sus problemas con el ruido cuanto antes.
Y lo que es más importante, tratando de evitar tener que acudir a los tribunales, haciendo las acciones y reclamaciones previas en evitación de juicios. Pero si esto no fuera posible empezar a preparar las pruebas periciales adecuadas para obtener el amparo judicial en el cese de las molestias, incluso a través de medidas cautelares, y la reparación de su sus padecimientos vía resarcimiento por daños y perjuicios.