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Acúfenos o tinnitus

El acúfeno o tinnitus es la percepción de un sonido en un oído, ambos o ‘en la cabeza’ sin que haya una fuente externa que lo produzca. El acúfeno es un síntoma que puede estar asociado a múltiples patologías, no sólo del oído.

¿Qué es el acúfeno o tinnitus?

El acúfeno o tinnitus es la percepción de un sonido en un oído, ambos o “en la cabeza” sin que haya una fuente externa que lo produzca. El acúfeno es un síntoma que puede estar asociado a múltiples patologías, no sólo del oído.

Desde un punto de vista práctico, el paciente percibe un ruido y lo describe de formas muy variadas (timbre, campanilla, chicharra, viento, goteo, pitido, soplido, etc.); se ha intentado asociar las características del acúfeno con diagnósticos concretos, aunque dichas características sólo son útiles en algunos casos. Sin embargo, desde un punto de vista clínico debemos diferenciar dos tipos de acúfeno.

  • El acúfeno objetivo es un sonido real generado por el propio cuerpo y percibido por el oído; suelen ser como golpecitos o roces. En estos casos, el oído no tiene ningún problema, sólo oye un ruido que se genera en su proximidad. Unos ejemplos serían algo rozando el tímpano (un pelo, cera), espasmos en los músculos tensores de la cadena de huesecillos, un problema venoso o arterial, en el que la sangre genera un roce al pasar y el oído lo percibe.
  • El acúfeno subjetivo es el “verdadero” y consiste en un ruido que únicamente el paciente puede percibir. Podríamos describirlo como una “alucinación” de ruido y sus características son extremadamente variables en timbre, tono, intensidad, características, tolerabilidad, etc.

Es un síntoma extraordinariamente frecuente que aparece a cualquier edad y sin predominio de sexo, pero sólo en muy pocos casos representa un verdadero problema para el paciente

A pesar de que es un síntoma extraordinariamente frecuente que aparece a cualquier edad y sin predominio de sexo hay que tener claro que sólo en muy pocos casos representa un verdadero problema para el paciente.

Nuestro cerebro está bombardeado constantemente por multitud de estímulos que nos volverían locos si no se filtraran; dicho filtro elimina estímulos a los que no se asocia una “carga emocional” o “sensación de peligro o amenaza”.

Un ejemplo práctico lo tenemos cuando vamos al lavabo; si alguien lo ha usado antes, durante unos segundos percibimos el mal olor, pero pronto dejamos de notarlo ya que ese estímulo se cataloga como “neutro” y se filtra a niveles subconscientes; si, por el contrario, el olor es a gas se cataloga como “amenaza potencial” y no dejamos de percibir ese olor.

Con el acúfeno ocurre algo similar; en muy pocos casos la causa del acúfeno constituye una amenaza vital para el paciente, pero si éste lo percibe como tal, se le asocia una “carga emocional” y no deja de percibirse, con lo cual pasa a constituir un problema para el paciente, pudiendo llegar a interferir con su trabajo, sueño y vida en general.

¿Causantes de acúfenos?

Como hemos comentado anteriormente, el acúfeno no es una enfermedad en sí mismo, sino un síntoma. Sus causas son numerosas, tanto entre las enfermedades del oído o la vía nerviosa auditiva, como en enfermedades del organismo que no tienen nada que ver con el oído. También pueden ser causados no por las enfermedades, sino por los tratamientos que se dan para tratarlas.

De entre las causas “del oído” más frecuentes podemos encontrar: tapones de cera, infecciones, moco, perforación de tímpano, otoesclerosis; en estos casos es probable que, junto con el acúfeno, el paciente presente disminución de su audición.

Sin embargo, la mayoría de los pacientes con acúfenos no tienen disminución de audición ni ninguna enfermedad en el oído que podamos detectar. En otros casos, el paciente presenta una hipersensibilidad a los sonidos, lo cual se conoce como Hiperacusia (que no es oír más, es que ruidos normales te molesten insoportablemente).

Algunas actividades profesionales y/o deportivas pueden causarlos o empeorarlos, como el buceo extremo (fundamentalmente con botellas, pero también en apnea), exposición prolongada a ruidos fuertes (cazadores, militares, herreros, telares, etc), uso de auriculares a volumen extremo.De entre las causas generales que pueden causarlos están la hipertensión, diabetes, alteraciones del tiroides, dislipemias (colesterol/triglicéridos), entre otras muchas.

¿Cómo se diagnostica?

El primer paso del diagnóstico es la Historia Clínica, que nos informará sobre el tiempo de instauración, de su intensidad, de su relación con maniobras desencadenantes y de si hay síntomas acompañantes (sensación de oído lleno, hipoacusia, hiperacusia); hay que interrogar al paciente sobre la existencia de antecedentes médicos no relacionados con el oído (alteraciones de la tensión arterial, del azúcar, del tiroides, cambios recientes en alguna medicación, accidentes o traumas de columna o cervicales); también sobre antecedentes familiares de enfermedades del oído.

El siguiente paso es realizar una Otoscopia, inspección del oído externo y medio, revisando el pabellón auditivo, el conducto y el tímpano. Cuando la causa del acúfeno está en el conducto auditivo (tapón de cera) o en el oído medio (otitis media aguda, secuelas postotíticas) podemos identificarla y guiará el resto de las exploraciones. En caso de que el problema no esté en el oído o esté en el oído interno, la otoscopia será normal.

La Audiometría es una prueba importante, ya que muchas de las patologías del oído que pueden causar el acúfeno también pueden alterar la audición.

La Audiometría es una prueba importante ya que muchas de las patologías del oído que pueden causar el acúfeno, también pueden alterar la audición. La prueba consiste en poner al paciente unos auriculares y hacerle escuchar unos pitidos y, tan pronto los oiga, debe comunicarlo al explorador apretando un botón o levantando la mano. El problema es que es una prueba subjetiva (el paciente debe oír e identificar el estímulo y comunicarlo al explorador) y hay pacientes que confunden sus pitidos con el estímulo. En todo caso, es una exploración que debe hacerse.

Otro paso importante es la Valoración del impacto del acúfeno en la calidad de vida del paciente y el estrés que éste le provoca. Para ello no hay estudios directos, por lo que aplicamos cuestionarios estandarizados y validados (ej Tinnitus Handicap Inventory) que nos orientan sobre cómo afecta el acúfeno al paciente y cómo lo enfoca él.

Hay que explorar específicamente la articulación temporo-mandibular, ya que su patología se asocia con frecuencia a la aparición de acúfenos.

Los análisis de sangre y las pruebas radiológicas (fundamentalmente de cráneo y columna) son un complemento de las anteriores, para descartar patología sistémica que pueda ser la causa.

¿Cómo se tratan los acúfenos?

El primer paso es establecer la causa del trastorno, ya que su tratamiento mejorará la clínica que produce (p.e. si es un tapón, quitarlo; si es por hiper o hipotensión, problemas del azúcar, tiroides, su tratamiento mejorará el cuadro). Debemos repasar todas las medicaciones que toma el paciente habitualmente para detectar si hay alguna que podría causar o empeorar el acúfeno.

Debemos tener claro que establecer la causa del acúfeno y poder eliminarla (lo cual eliminará el acúfeno) ES LA EXCEPCIÓN. Lo normal es que no podamos establecer claramente una causa, lo cual orienta el tratamiento no a la eliminación del acúfeno sino a disminuir el impacto que produce sobre la calidad de vida del paciente.

Se han probado multitud de tratamientos farmacológicos para el acúfeno, desde vasodilatadores hasta protectores metabólicos pasando por vitaminas y muchos otros. Cada uno de ellos tiene utilidad en casos concretos, pero no hay un fármaco comodín que sirva en todos los casos.

En la actualidad, el tratamiento es multidisciplinar, en el que se implican profesionales como el otorrinolaringólogo, el audioprotesista e incluso el psiquiatra. Son tratamientos a largo plazo e individualizados, pero se obtiene mejoría en más de un 80% de los casos (lo cual no significa necesariamente que el acúfeno desaparezca, sino que se hace tolerable para el paciente).

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