Noticias

Adaptación al ruido, mi ‘fiel compañero’

El ruido es nuestro fiel acompañante en la vida. Trabajamos con ruido, paseamos con ruido, incluso dormimos con ruido. ¿Nos hemos adaptado a él?. La realidad es que nuestra capacidad de aprendizaje y adaptación es fundamental en este sentido. Quizás, alguno de los lectores ha acudido a la casa de algún amigo o familiar donde existe mucho ruido y ha surgido la siguiente pregunta, ¿no tienes demasiado ruido aquí? Y el amigo o familiar ha contestado “¡Que va, ni lo noto!”.

El ruido es sin lugar a dudas, nuestro fiel acompañante en la vida cotidiana. Trabajamos con ruido, paseamos con ruido, incluso dormimos con ruido.

Este fiel acompañante puede ser muy desagradable pero en ocasiones. ¿Nos hemos adaptado a él?.

La realidad es que nuestra capacidad de aprendizaje y adaptación es fundamental en este sentido. Quizás, alguno de los lectores ha acudido a la casa de algún amigo o familiar donde existe mucho ruido y ha surgido la siguiente pregunta, ¿no tienes demasiado ruido aquí?

Y el amigo o familiar ha contestado ¡Que va, ni lo noto!”.


Una iniciativa de la Editorial Mapas Colectivos#microBooks #lobuenosibreve


Adaptación al ruido

Y nos preguntaremos, ¿cómo es posible que no note el ruido? Una de las respuestas es, la adaptación.

Al igual que el estrés, el ruido perjudica notablemente la salud física y psíquica de cada individuo

El organismo está preparado para protegerse de elementos externos, como es el ruido.

Al igual que el estrés, el ruido perjudica notablemente la salud física y psíquica de cada individuo.

La adaptación es un elemento que favorece nuestra estabilidad psicológica, pero no la física, pues el ruido es de por sí, un elemento dañino.

Algunas personas, tienden a ser más vulnerables y no consiguen adaptarse al ruido, por lo que las consecuencias serán mayores.



Influidos por el ruido

Por otra parte, no debemos olvidar que la adaptación es un recurso cognitivo, que con la exposición prolongada y la intensidad, puede desvanecerse. Lo cierto es que continuamente estamos expuestos al ruido, y por ende, todos nosotros estamos, de alguna manera, influidos por el mismo.

La adaptación se produce por la exposición prolongada a un mismo ruido

Nuestro fiel acompañante, no nos deja libres y nos hace trabajar continuamente, adaptándonos al mismo para no percibirlo de manera insostenible psicológicamente.

Por lo tanto, la adaptación que creemos tener, no es real a nivel físico, pues el oído capta el ruido y el cuerpo en consecuencia, reacciona al mismo.

La adaptación, generalmente se produce por la exposición prolongada a un mismo ruido. En un principio el ruido es insoportable, pero poco a poco lo hacemos imperceptible para nuestra atención, focalizándola en otras materias.


También puedes leer los artículos de las psicólogas forenses Paloma López y Rocío Gavilán, Psicología Velázquez, en jupsin.com


Síndrome de adaptación al ruido

Sin embargo, basándonos en el ejemplo expuesto con anterioridad, nuestros invitados no pueden adaptarse en un lapsus de tiempo corto y ellos perciben el ruido de la misma manera que nosotros.

Según el síndrome de adaptación, el cerebro deja de registrar el ruido continuamente, por habituación

También, podríamos explicar este hecho, haciendo referencia al umbral del sonido que cada individuo presenta.

Aun así, por mucha diferencia en el umbral, un sonido, por ejemplo de tráfico continuo, es percibido por cualquier oído y hace mella de la misma manera a todos.

Según el síndrome de adaptación al ruido, el cerebro deja de registrar el ruido continuamente, por habituación, aunque sigue apareciendo aumento de la frecuencia cardiaca, cambios en el flujo sanguíneo y la actividad cerebral.

Esta habituación, no más que la disminución de la respuesta de un organismo a un estímulo, es decir, es un proceso por el que dejamos de responder a cualquier cosa que consideramos no relevante o es este caso, molesto.

Para finalizar, es necesario recalcar la gran acción del organismo ante elementos dañinos que nosotros mismos propiciamos.

Paloma López y Rocío Gavilán – Psicología Velázquez – Foto: Jesús Umbría

Salir de la versión móvil