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Nuestro cuerpo, la mejor alarma contra el ruido

El ruido no se ve, pero sí se siente. En una sociedad donde lo que impera es lo tangible, lo material y lo que se puede ver, a veces pasa desapercibido algo tan presente como el ruido. La contaminación acústica no es algo que tengamos muy en la mente en nuestro día a día, salvo aquellas personas que lo sufren de forma descarnada diariamente, sobre todo si éste se da en los tiempos de ocio o descanso. ¿Cómo podemos darnos cuenta de que el ruido nos está dañando?

Elena Rubio, la psicóloga en tus zapatos

El ruido no se ve, pero sí se siente. En una sociedad donde lo que impera es lo tangible, lo material y lo que se puede ver, a veces pasa desapercibido algo tan presente como el ruido.

La contaminación acústica no es algo que tengamos muy en la mente en nuestro día a día, salvo aquellas personas que lo sufren de forma descarnada diariamente, sobre todo si éste se da en los tiempos de ocio o descanso.

En una sociedad donde lo que impera es lo tangible, lo material y lo que se puede ver, a veces pasa desapercibido algo tan presente como el ruido.

¿Cómo podemos darnos cuenta de que el ruido nos está dañando?  Tal vez las personas que lo sufren de manera excesiva sí son más conscientes del daño.

Perciben los problemas para descansar, para concentrarse… ya que en esos casos, el daño es más plausible. La causa y el efecto se ven a simple vista: “Si hay ruido por la noche, no puedo dormir”.

Pero, ¿y qué ocurre con otras muchas situaciones donde el ruido existe, pero no te una manera tan molesta, aparentemente? Pensemos en algunas situaciones de este tipo:

  • Vivir en una calle con mucho tráfico o conglomeración de gente, celebración de eventos con cierta periodicidad…

  • Tener unos vecinos que puntualmente, a determinadas horas, pueden hacer ruido.
  • Trabajar en una oficina donde aparentemente no hay mucho ruido, pero sí puede llegar a convertirse en algo muy molesto (conversaciones altas, teléfonos o impresoras sonando, etc.) o en otros puestos de trabajo donde no hay unos niveles excesivos de ruido y que no llegan a generar daños en la audición, pero sí pueden ser molestos.
  • Podríamos seguir añadiendo ejemplos de situaciones, que sin llegar a ser descritas como algo “tormentoso”, se pueden generar ciertas molestias. ¿Vives tú alguna de estas situaciones? ¿Quieres compartirlo con nosotros?

¿Por dónde sale el ruido?

El ruido sale por donde puede. Cada persona es un mundo, y por eso mismo, a cada uno le afecta el ruido de una manera, y lo exterioriza de muy diferentes modos.

El cuerpo habla cuando la mente calla. Si no somos conscientes del daño que estamos generándonos porque esos niveles de ruido en apariencia no son excesivos, nuestro cuerpo se ve obligado a envinarnos señales de alarma.

El problema es que a menudo vivimos inmersos en nuestros pensamientos, sin hacer demasiado caso a las señales del cuerpo. Tratamos el cuerpo como mero contenedor de nuestro cerebro, y en los últimos años como el reflejo de lo que somos (la imagen es lo más importante, así que los cuerpos tienen que estar cuidados, delgados y con unas formas casi perfectas).

Mas, ¿escuchamos las necesidades del cuerpo? ¿Somos capaces de detectar que las señales que nos envía son por algo? ¿Relacionamos la idea de que una posible enfermedad o síntoma puede venir porque algo no anda bien por ahí dentro?

Somatizaciones, señales de alerta del cuerpo

Cuando no nos paramos a pensar o a sentir qué circunstancias nos están haciendo daño, el cuerpo (y la mente) sufren. De esta manera, provocamos que el cuerpo nos envíe esas señales de alarma, a ver si de una vez por todas nos damos cuenta de que algo está fallando. Pero incluso así, rara es la vez que asociamos el síntoma con la causa real.

Veamos somatizaciones (dolores y malestar físico que se suceden sin ninguna explicación médica identificable) que pueden estar dándose por la exposición a ruido:

  • Enfermedades cardiovasculares
  • Aceleración de procesos cancerosos
  • Disminución de las defensas (sistema inmunitario)
  • Problemas gástricos
  • Problemas en la piel
  • Caída del cabello
  • Insomnio
  • Dolores de cabeza

¿Te suenan estos síntomas? ¿Crees que pueden tener su origen en el ruido? 

Y podríamos seguir con un largo etcétera de síntomas que, en el caso de convivir con el ruido, tal vez debas cuestionarte si no será ése el origen, y sobre todo, pensar qué puedes hacer para reducir dicha contaminación acústica y paliar así los síntomas.

¿Te suenan estos síntomas? ¿Crees que pueden tener su origen en el ruido? Toma nota y piensa qué podrías hacer para mejorar esta situación. En este artículo, Desconecta del ruido con creatividadte dábamos unos consejos para convivir con el ruido que tal vez te puedan ayudar.

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