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«El problema del ruido se ha banalizado»
ENTREVISTA |»Hay que evitar que los jóvenes se enganchen a los 70 decibelios», afirma el Dr. Eduardo Petreñas, Jefe de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Bizkaia sobre la moda de escuchar música desde los móviles con auriculares a todo volumen. Y añade: «durante mucho tiempo se ha banalizado el problema del ruido y, muchas veces, cuando el paciente llega a nuestra consulta, la patología ya no tiene solución».
ENTREVISTA | Dr. Eduardo Petreñas, Jefe de Otorrinolaringología Hospital Quirónsalud Bizkaia
«Hay que evitar que los jóvenes se enganchen a los 70 decibelios»
conRederuido.com entrevista, recién cumplido un año de información frente al ruido, al Dr. Eduardo Petreñas, Jefe de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Bizkaia.
25 años de experiencia profesional avalan cada una de sus respuestas sobre aspectos varios pero siempre relativos a la salud y el bienestar de sus pacientes en su especialidad, la Otorrinolaringología.
«Hay que evitar que los jóvenes se enganchen a los 70 decibelios», afirma el Dr. Petreñas sobre la moda de escuchar música desde los móviles con auriculares a todo volumen. Y añade: «durante mucho tiempo se ha banalizado el problema del ruido y, muchas veces, cuando el paciente llega a nuestra consulta, la patología ya no tiene solución».
R’. Doctor, la primera pregunta es obligada, regreso de la tranquilidad a la actividad normal, al trabajo, al colegio… ¿Alguna recomendación?
EP. La época de la vuelta a la actividad, al trabajo, al colegio, coincide con la del repunte de las alergias (rinitis, ácaros). Este repunte afecta tanto a niños como a adultos. Finales de septiembre y octubre es un tiempo muy frecuente en la aparición de clínica alérgica. Es importante analizar este tipo de alergias en nuevos pacientes y controlarlas y supervisarlas en los que ya conocemos.
También es frecuente el brote de patología infecciosa en niños. La vuelta al cole supone un mayor impacto epidémico de catarros, mocos… y, en consecuencia de trastornos como otitis medias y agudas.
La escolarización supone una etapa en la que los niños comparten, por proximidad, más infecciones nasofaríngeas, sobre todo cuadros catarrales prolongados
R’. Los padres van de sobresalto en sobresalto… ¿podemos tranquilizarles?
EP. Se trata de un ciclo natural. La escolarización supone una etapa en la que los niños comparten, por proximidad, más infecciones nasofaríngeas, sobre todo cuadros catarrales prolongados.
Hay niños que en verano suelen estar muy bien (los baños en el mar y en la piscina facilitan la limpieza de la nariz) o mejoran, con menos catarros, menos otitis, ausencia de ronquidos…
Sin embargo, la vuelta al cole supone la vuelta al mantra de más infecciones.
R’. ¿Qué es el ruido?
EP. El ruido es cuando la exposición acústica se transforma en una agresión hacia el oído, que es el órgano encargado de la percepción del sonido. Debemos distinguir, en la exposición sonora, entre casos puntuales y casos permanentes (en el ámbito laboral o medioambiental).
El ruido es cuando la exposición acústica se transforma en una agresión hacia el oído, que es el órgano encargado de la percepción del sonido
Una exposición sonora puntual, como una explosión o un concierto en el que te sitúas demasiado cerca de los altavoces, puede provocar un trauma acústico, una perdida selectiva en la frecuencia (4.000) o la aparición de un acúfeno (percepción de un sonido con ausencia de estímulo real).
Una exposición sonora crónica, una fuente de sonido permanente, ya sea ambiental o laboral, puede suponer no sólo una afectación en la frecuencia, sino que progresivamente se produzca una pérdida auditiva permanente e irreversible.
R’. Pero doctor, el ruido no sólo afecta al oído, ¿verdad?
EP. Así es. La contaminación sonora repercute en diferentes aspectos de la salud. Por un lado, tenemos el ámbito del oído, pero también es fundamental el psicológico y emocional. Una exposición permanente a un ruido que provoque un trastorno del sueño, implica una situación de conflicto permanente en cuanto a que no hay descanso, no hay recuperación.
El estímulo sonoro no tiene las mismas consecuencias en todas las personas. Hay personas que presentan una mayor fragilidad o tienen una enfermedad del oído que se agrava con la exposición al ruido.
Hay personas que presentan una mayor fragilidad o tienen una enfermedad del oído que se agrava con la exposición al ruido.
Por ejemplo, podemos hablar de la Enfermedad de Ménière, que provoca vértigo y pérdida de audición.
En los pacientes con esta enfermedad, el umbral auditivo del dolor es más corto y la exposición sonora provoca una sensación de daño, de molestia real, que otras personas no sienten. Incluso, hay pacientes que pueden marearse por la exposición a un ruido, que para otros no es molesto.
Pacientes con situaciones de pérdida auditiva, ante una sobreexposición sonora, tienen mayores dificultades de percepción y de comunicación. Estos pacientes pueden llegar a escuchar, pero no entender lo que se dice.
La comunicación se rompe. Hay procesos descritos de trastornos de la voz como consecuencia de estar trabajando de forma constante en ambientes con sobreexposición sonora y que obligan a elevar constantemente el tono para conseguir ser entendido.
R’. La coordinación de ustedes los otorrinolaringólogos con psiquiatría y psicología es fundamental…
EP. Sí, trabajamos en coordinación con los especialistas en psicología. Por ejemplo, un paciente con un acúfeno (que suele generar trastornos de ansiedad) necesita que le ofrezcamos un tratamiento global y no sólo desde el punto de vista del otorrinolaringólogo. Si, por ejemplo, este paciente pierde el sueño reparador, se incrementa el acúfeno. Es un círculo vicioso que debemos romper con ayuda psicológica.
Un paciente con una ansiedad importante y que nota un pitido en el oído, y que cuanto más se incrementa su ansiedad más pitido percibe, y por lo tanto no duerme, cuanto menos duerme más pitido nota. Debemos romper este tipo de círculos viciosos, y eso solo es posible si trabajamos de forma conjunta con psicólogos y psiquiatras. Estas especialidades aportan mucho al trabajo de Otorrinolaringología.
En pacientes con enfermedades relacionadas con el equilibrio (hemos visto la Enfermedad de Ménière y los acúfenos) en el momento que hay un grado de estrés importante las consecuencias se redimensionan. El problema, si no conseguimos disminuir el estrés y relajar emocionalmente al paciente, es difícil de controlar.
Se ha banalizado durante mucho tiempo este problema, y muchas veces, cuando el paciente llega a la consulta, ya no tiene solución
R’. ¿Somos conscientes de que tenemos que cuidar nuestro órgano auditivo?
EP. Se ha banalizado durante mucho tiempo este problema, y muchas veces, cuando nos llega a la consulta, ya no tiene solución. Las sorderas inducidas por ruido son irreversibles totalmente.
Hay algo con lo que tenemos que tener absoluta pulcritud, el tema de la protección laboral acústica. En muchos profesionales, sometidos a sobreexposición acústica, la sordera es una constante. Se trata de una sordera que genera un trastorno en el nervio del oído por el que no sólo no escuchan, sino que no entienden. En estos casos, los tratamientos posteriores con implantación de audífonos no tiene buenos resultados.
R’. Su especialidad ha evolucionado mucho en los últimos años
EP. Así es, la Otorrinolaringología ha evolucionado muchísimo. Hoy en día tenemos un nivel de precisión antes impensable en aspectos relacionados con la imagen. Hoy realizamos abordajes quirúrgicos a través de cámaras que nos permiten tratar patologías minimizando la agresión.
En investigación, todavía hay terrenos como el de los pitidos en los oídos en el que entramos en la paraciencia. Medir el impacto de los acúfenos en el paciente todavía es muy complicado.
Pero es cierto que en los últimos años se ha avanzado en diversas técnicas, como los enmascaradores que producen una frecuencia, un ruido blanco y conseguimos que el cerebro, ante un ruido que le gusta y otro que no, se quede con el que le gusta. Hay muchos proyectos de investigación en marcha.
En el terreno de la formación, el sistema MIR es un buen sistema, aunque como todo, mejorable. En el caso de la Otorrinolaringología creo que debería alargarse la formación de cuatro a cinco años.
Además, tenemos que tener en cuenta que la Otorrinolaringología ya no se concibe como tal, con un alto grado de especialización en campos muy diversos (oncológicos, neumotológicos, pediatricos, cirugías diversas, etc.). Esto hace que necesitemos una formación muy selectiva, por el amplio abanico de asuntos que tratamos.
R’. Ha mencionado el ruido blanco.
EP. El ruido blanco es un sonido subliminal que percibe el cerebro, pero que no se escucha. En consecuencia, no genera una sensación agradable o desagradable.
El ruido blanco es un sonido subliminal que percibe el cerebro, pero que no se escucha, no genera una sensación agradable o desagradable
Si conseguimos utilizar el ruido blanco para tapar otro tipo de sonidos, molestos, como los acúfenos, estamos en el buen camino, ya que un acúfeno es una percepción sonora sin estímulo. Tú escuchas un pitido, pero no es objetivable, no lo produce una señal externa.
Si conseguimos solapar con ruido blanco ese ruido molesto, podemos conseguir que el pitido desaparezca.
Se trata de un campo relativamente reciente, pero que empieza a dar resultados positivos ante una patología que afecta a un gran porcentaje de la población, un 35% en personas por encima de los 50 años. De estos, un 1 por ciento acuden a nosotros con una afectación muy importante por acúfenos o tinnitus.
R’. ¿Qué vamos a ver, o en este caso oír, en los próximos años en su campo?
EP. En cirugía, por ejemplo, la utilización de la técnica robótica. Da Vinci ya es una realidad… pero cada vez se van a producir más adelantos. Ahora mismo podemos operar la base del craneo, sin tener que abrir, desde la nariz.
En cirugía, por ejemplo, la utilización de la técnica robótica. Da Vinci ya es una realidad…
Y cada vez más se van superando los implantes cocleares y osteointegrados para el tratamiento de la sordera. Los implantes son cada vez más pequeños, mejor diseñados, más personalizados…
En los niños muy pequeños, prelocutivos, el tratamiento mediante implante coclear, permite que el desarrollo de la visión del lenguaje sea prácticamente como corresponde a su edad.
Hoy en día, es una realidad el diagnóstico de la sordera en el momento del nacimiento, y esto permite iniciar el tratamiento de una manera muy precoz, y que el bebé prelocutivo, que no ha empezado a hablar ya tenga una experiencia sonora. Antes había que esperar a que el niño fuera postlocutivo… Han cambiado mucho las cosas, desde luego, a mejor.
R’. Para el sol, una crema… ¿para el oído?
EP. Sobre todo en el trabajo con exposición sonora, utilización de protectores homologados. Y mucho sentido común como no usar auriculares para escuchar música por encima de los límites recomendados. Hay que respetar los límites que ya establecen muchos fabricantes. Hay que evitar que los jóvenes se enganchen a los 70 decibelios.
Hay que evitar que los jóvenes se enganchen a los 70 decibelios.
Por otra parte, cualquier persona que se haya visto sometida a una sobreexposición sonora, ya sea ambiental o laboral, debería realizarse una audiometría periódica (anual) para determinar el comportamiento del oído.
¡Cuidado! Escuchar un ruido no es un problema. Hay personas que de forma natural escuchan ruido que no escuchan otras. Pero si notamos un ruido que no percibíamos, que aparece y no se va, es importante hacer un estudio en profundidad.
R’. ¿Ante qué siente impotencia un otorrinolaringólogo?
EP. Ante pacientes que llegan a nosotros con situaciones absolutamente irreversibles. En asuntos oncológicos es especialmente dramático.
Destacaría la impotencia que siento cuando tengo un paciente con una sordera totalmente irreversible
En mi caso, yo destacaría la impotencia que siento cuando tengo un paciente con una sordera totalmente irreversible, con una lesión del nervio del oído para la que no hay tratamiento ni intervención hoy en día.
Esa persona entra en un proceso de aislamiento personal y profesional en la que no sólo no es capaz de escuchar, sino que tampoco es capaz de entender.
Son situaciones dramáticas que posiblemente se podrían haber evitado con una protección adecuada, como ya hemos dicho por ejemplo en el ámbito laboral.
R’. ¿Y su mayor satisfacción?
EP. Cuando obtienes un resultado positivo para la salud de un paciente y mejoras su calidad de vida. Es especial, por ejemplo, cuando has tratado un paciente con cáncer y ves que pasan los años y que se va recuperando y que un día le das el alta. Esto me produce una gran satisfacción.
La población mima poco el entorno acústico en el que nos movemos y maltrata el oído
R’. ¿Hay vida después de la otorrinolaringología, doctor?
EP. En mi caso muy poca, la verdad…
Te dedicas en cuerpo y alma a los pacientes y a tu profesión. Y además, como hemos dicho, los límites de la Otorrinolaringología son cada vez más difusos, cada vez tenemos más atribuciones y necesitamos más formación.
Cada vez abordamos campos más amplios que antes cubrían otros especialistas como abordaje de base craneal, cirugía plástica de nariz…
Además, la población mima poco el entorno acústico en el que nos movemos y maltrata el oído. Sí, esta es mi vida.