Alta Fidelidad

«La gente habla de lo que ve, no de lo que oye…»

«La gente habla de lo que ve, no de lo que oye…» Parafraseando esta frase de la canción de Marvin Gaye empiezo estas líneas. En esta canción es, por otros, que el cantante se enteró que su relación había acabado. Y se pregunta por qué no le dijeron las cosas directamente a la cara. El silencio, aunque parezca increíble, también genera ruido en la comunicación.

«La gente habla de lo que ve, no de lo que oye…» Parafraseando esta frase de la canción de Marvin Gaye empiezo estas líneas. En esta canción es, por otros, que el cantante se enteró que su relación había acabado. Y se pregunta por qué no le dijeron las cosas directamente a la cara.

El silencio, aunque parezca increíble, también genera ruido en la comunicación. Ante el mutismo frente a hechos flagrantes y evidentes, ante los cuáles necesitamos respuestas para explicar aquello que sucede y nadie es capaz de explicar, surgen los rumores

El silencio genera ruido en la comunicación

El boca a boca

Hablan de miedos, de angustias, de inseguridades, desarrollan hipótesis y en ocasiones dañan.

Distorsionan la comunicación y determinado tipo de personas después de haberlos escuchado, son poco capaces de ver la situación como lo hubieran hecho antes de haberlo escuchado.

Nadie sabe de dónde surgen, pero están en todas partes. ‘El boca a boca’ consigue que terminen muchas veces convirtiéndose en un teléfono malogrado, en el que aquello que se dijo inicialmente dista mucho de lo último que se escuchó.

Aparece tanto en lo público y como en lo privado, y es tan antiguo, como la palabra “mentidero”, la cual acuñada en el siglo de oro español describe aquellos espacios donde la gente se reunía para hablar y contar que pasaba en la ciudad.

El antídoto, la comunicación clara y abierta

A pesar de los siglos de diferencia, el mismo principio hace que surjan la ausencia de control frente a nuestro propio destino y la ambigüedad. Surgen también como una forma natural de explicar situaciones inseguras y amenazantes.

Este ruido surge, paradójicamente, como producto del silencio. El mejor antídoto: una comunicación clara y abierta. ¿Para qué escuchar rumores, si la información que se nos ofrece de fuentes oficiales es veraz?

¿Para qué escuchar rumores, si la información que se nos ofrece de fuentes oficiales es veraz?

El cotilleo, el chisme, el ‘raje’ o cómo lo llames, guarda mucho parecido, pero tiene una motivación muy distinta.

Quien lo hace en el fondo pretende demostrar qué es más, dado que cuenta con una información privilegiada.

Esto hace que su ego vaya por los aires soltando información sobre algo que presume de ser verdadero, sin serlo verdaderamente.

El contexto influye, eso y con perdón de ‘pueblo chico infierno grande’, resulta tristemente cierto si nos encontramos en contextos extremadamente rígidos, en los que lo que se haga o diga está condicionado por el entorno, donde mostrar las diferencias abiertamente pone en tela de juicio los equilibrios conseguidos por años.

Quien aporte cambio a pequeño reino, los desestabiliza. Y con estos ruidos, aquello que se hace es desestabilizarlo y, poco a poco, dejarlo fuera.

Las grandes calderas no sólo hacen referencia a pequeños enclaves, también se pueden gestar en entornos laborales donde se plantea esa incapacidad de poder explicar qué sucede, que acontece. En el que existen razones ocultas.

En los que la relación con la autoridad es temida y adulada, en los que nadie ve, nadie escucha y nadie dice nada, en los que extender ruido consigue rodear a quien lo lanza de una capa ignifuga en la cual del mismo modo que le protege daña.

Palabras contra el ‘fuego’

Cómo destruir este fuego, que sobrevive y se hace más fuerte con el paso del tiempo. Con silencio seguro que no.

Las palabras serán el agua clara que disipe las dudas, al igual que un entorno en el que se escuche sin juzgar, un contexto que entienda esa necesidad de saber y sepa manejarla proveyendo medios y formas de comunicación.

Las palabras serán el agua clara que disipe las dudas, al igual que un entorno en el que se escuche sin juzgar

Ocultando, haciendo caso omiso a situaciones hostiles, creando puentes en vez de seguir abriendo brechas de desinformación será la única forma en la que se puedan calmar las tensiones y poder desde la empatía colaborar a una regulación emocional grupal.

Quizá si tu vida está cargada de sueños y trabajes en tus planes te resulte difícil de entender que para otros ese espacio lo dediquen otros para hablar, para comentar, para decir y para evaluar.

Que busquen llenarse de aire hablando de ti, tanto para bien como para mal. Aunque resulte extraño decirlo, en estos casos el silencio también viene bien.

Aprender a escuchar y a distinguir en quien confiar

La discreción resulta la mejor basa, como el compartir tus más profundos anhelos con quienes te apoyen en las buenas y en las malas, a quienes que estés bien les importe saber más que aquello que haces o digas.

Más allá de que surjan como una forma de entender aquello ambiguo que tenemos delante. El identificar como incierto y pantanoso el suelo que pisamos.

Si alguien habla mal de otro o habla todo el tiempo de otros, posiblemente cuando te vayas, también lo haga de ti

El saber que si continuamos trasmitiendo este ruido, lo único que conseguiremos lejos de ayudar a calmar miedos, es que a estos sean más grandes.

Eso también es tener conciencia, quizá no la que te gustaría saber, pero si aceptar que algo raro pasa.

Si alguien habla mal de otro o habla todo el tiempo de otros, posiblemente cuando te vayas, también lo haga de ti.

Escuchar y aprender a distinguir en quien verdaderamente confiar en estos casos puede resultar el mayor antídoto frente a todo esto.

Referencias

  • Enuoh, R. O., & Inyang, B. J. (2016). APPROPRIATING THE GRAPEVINE COMMUNICATION CHANNEL IN THE ORGANIZATION. Sustainable Human Development Review, 2 (2).
  • Hozouri, M., Yaghmaei, M., & Bordbar, H. (2018). Clarifying the impacts of organizational silence on organizational commitment with controlling the effects of organizational rumors. Management Science Letters, 8 (6), 533-542.
  • Michelson, G., & Suchitra Mouly, V. (2004). Do loose lips sink ships? The meaning, antecedents and consequences of rumour and gossip in organisations. Corporate Communications: An International Journal, 9 (3), 189-201.
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