Elena Rubio, ‘la psicóloga en tus zapatos’
¿Qué denota una persona cuando necesita el ruido para vivir?
Puede gustarte la música; puedes ver necesario comunicarte con tus hijos, mujer o amigos a voces porque no te hacen caso; puede serte más cómodo arrastrar una silla que levantarla…
Pero detrás de todo eso tal vez, y sólo tal vez, haya un no quererse, un no querer al otro, falta de autoestima… y te explicamos por qué.
Ruido y baja autoestima
Cuando eres tú quien genera el ruido continuado en tu día a día pregúntate:
- ¿Por qué lo hago?
- ¿Podría actuar de otra manera?
- ¿A quién perjudico con esta actitud? ¿A quién beneficio?
Dar respuesta a esta última pregunta es muy fácil. A NADIE. Tal vez lo hagas por fastidiar a alguien porque hace demasiado ruido él también (ej. un vecino ruidoso). Pero seguro que si el vecino es ruidoso, no le va a molestar. Va a perjudicarte únicamente a ti y a los que tienes a tu alrededor… lo que puede denotar una baja autoestima.
La música se puede disfrutar a un menor volumen de igual manera, pruébalo, y tu salud te lo agradecerá
Poco autocuidado, poco respeto
Piensa qué te lleva a convivir con tanto ruido. Tal vez sea que te gusta la música elevada, porque así se siente más y se disfruta más… pero no estás pensando en el lado autodestructivo de esa conducta.
La música se puede disfrutar a un menor volumen de igual manera, pruébalo, y tu salud te lo agradecerá. Tal vez estás pensando poco en tu salud y en la de los demás… lo que puede denotar una baja autoestima.
Quizá lo que te lleva a convivir con normalidad entre el ruido es que te has criado en ese ambiente, con voces elevadas, arrastrando muebles, música alta.
Parece ese un ambiente de poco autocuidado y poco respeto. Esos valores se “heredan” por aprendizaje (modelado) y detrás del poco autocuidado y poco respeto seguramente puede denotar una baja autoestima, que tú también has “heredado”.
Además, si vives en un ambiente así, entre vecinos ruidosos, en un ambiente de trabajo ruidoso, con una familia ruidosa, te puedes llegar a preguntar, ¿por qué yo no voy a hacer lo mismo? No voy a ser el único tonto que levante la silla en lugar de arrastrarla…
Tal vez, lo que debas pensar es que los que lo hacen mal son los demás, y tú lo vas a hacer mejor que ellos. Pero es más fácil dejarse arrastrar, aún a sabiendas de que te estés perjudicando nuevamente a ti mismo… lo que puede denotar una baja autoestima.
Quiérete más
Parece que en las anteriores exposiciones ha quedado claro que convivir con ruido provocado por nosotros mismos es un signo claro de querernos poco, y de preferir los ambientes contaminantes y perjudiciales para nosotros y nuestros compañeros de vida. Miremos para dentro y valoremos cuánto está en nuestra mano para cambiar esta situación. Seamos RESPONSABLES de nuestros pequeños actos.
Piensa qué pequeñas cosas puedes cambiar en tu día a día, que mejorarán tu salud y la de los que están cerca, y te harán sentir mucho mejor contigo mismo.
Por supuesto que podemos dar un SÍ rotundo a la pregunta de ¿Podría actuar de otra manera? Piensa qué pequeñas cosas puedes cambiar en tu día a día, que mejorarán tu salud y la de los que están cerca, y te harán sentir mucho mejor contigo mismo.
Tratemos de pensar en el ejemplo que damos a las nuevas generaciones. ¿Queremos que crezcan y aprendan una vida saludable, de autocuidado y de respeto al otro, o preferimos que imiten estas conductas dañinas y sobretodo, que “hereden” esa baja autoestima que nos lleva a no cuidar y no respetar?
Cuando alguien no se quiere y no se respeta sólo quiere imitar al que hace mal las cosas porque es “el listo que hace lo que quiere”. Hagamos ver que “el listo es el que se cuida y respeta al otro”. Esa es la mejor enseñanza.