Rugidos sociales: entre lo global y lo local hacia la autorresponsabilidad – Por Laura Quiun – Comunicadora social – Doctora en Psicología
- En estos tiempos sociales, hemos conseguido tener una voz y poder alzarla tan alto que en ocasiones consigue ser un auténtico rugido social.
- La capacidad de agruparse alrededor de una causa, interactuar y generar debate, consigue descongelar hasta el sistema más cómodo.
- Distorsión de la realidad, ruidos y aprendizaje
En estos tiempos cambiantes, la pasividad a la que antes estábamos sujetos por los medios de comunicación, cada día se convierte en una mera decisión personal, dado que gracias a las redes sociales la participación ciudadana está ocupando de lleno un protagonismo que hasta ahora quedaba reservado a otros/as.
En estos tiempos sociales, hemos conseguido tener una voz y poder alzarla tan alto que en ocasiones consigue ser un auténtico rugido social.
Hemos conseguido tener una voz y poder alzarla tan alto que en ocasiones consigue ser un auténtico rugido social
Rugidos populares
La interconexión, hace que podamos ser testigos en primera persona de distintos hechos, y ser capaces de contrastar aquello que se nos dice frente aquello que sucede. Aunque del mismo modo, somos testigos de cómo la difusión de noticias falsas (fake news) inunda este medio, manipulando y tergiversando la realidad.
Es un momento donde lo local influye en lo global y viceversa. En el que la impotencia de una mujer frente a la subida del carburante, consigue enardecer los ánimos hasta convertirse en una movilización ciudadana en todo un país, que trasciende incluso las fronteras territoriales y consigue seguidores entre quienes empatizan y simpatizan con esta causa.
Quisiera centrarme en el rugido popular, en esos movimientos que surgen y se articulan solos. Aquellos que fluyen como un río, el cual, partiendo de un pequeño riachuelo consigue alcanzar amplio caudal, con un torrente potente y desmedido, con capacidad de desbordarse, creando a su vez pequeños riachuelos que se desarrollarán o no en otros ríos, los cuales, aunque partan del mismo río, no serán lo mismo.
La capacidad de agruparse alrededor de una causa, interactuar y generar debate, consigue descongelar hasta el sistema más cómodo
Expresión de los sentimientos
La capacidad de agruparse alrededor de una causa, interactuar y generar debate, consigue descongelar hasta el sistema más cómodo.
La posibilidad de expresar libremente, consigue que la expresión de los sentimientos consiga tanto que se empatice como una suerte de contagio social.
En el que la saturación, cobra voz y se expresa a través de un canal que consigue tantas interacciones, que quien envío el mensaje inicial, muchas veces desconoce el impacto que sus palabras pueden tener, ya que estas pueden hacer que las personas se terminen agrupando y organizando de manera espontánea.
Este espacio en apariencia caótico, ofrece tanto la posibilidad de poder interactuar, como de expresar y leer la evolución del mensaje, facilitando de esta forma la posibilidad de una escucha activa de aquello que ocurre, empatizar con aquello que mueve a ese clamor popular y desde allí generar un diálogo social.
Apelando al optimismo y a una visión reflexiva de todo aquello de lo que somos testigo
Este cambio lleva a que dejemos de lado ese lugar pasivo sin darnos cuenta, en la misma interacción ya vamos actuando, por lo que quizá sea importante el poder comprendernos a nivel social en las mismas claves que a nivel personal. Repensarnos desde la autorresponsabilidad que acompaña a la acción. Apelando al optimismo y a una visión reflexiva de todo aquello de lo que somos testigo.
Pensar que todo tiempo pasado fue mejor o quedarnos atados al dolor del pasado, puede cerrarnos puertas y ensombrecer un panorama esperanzador o la vivencia actual de un apocalipsis temido
Apocalipsis temido
Pensar que todo tiempo pasado fue mejor o quedarnos atados al dolor del pasado, puede cerrarnos puertas y ensombrecer un panorama que, según por donde se vea, puede ser esperanzador o la vivencia actual de un apocalipsis temido.
Estamos en un momento de cambio, un momento en que visiones más ultras acceden como respuesta, o deriva al rugido de las voces sociales que abogan por un cambio.
Tener clara la imagen del río sea importante tanto como el poder trabajarnos a nivel social, en nuestra propia comprensión emocional. Ya que estas voces que claman cambio como sus derivas, hablan de necesidades irresueltas que por primera vez podemos escuchar de viva voz.
Del mismo modo que las personas, los grupos expresan emociones, las cuales cuando están desreguladas llegan a estallar y acceder a sus derivas más extremas, unas muy distintas del propósito inicial que se tenía, o con una voz tan alta que termina acallando la de otros con iguales demandas, pero con una expresión más pacífica.
Cómo no hacerlo, si las demandas y necesidades básicas no son tenidas en cuenta. La pregunta que me hago es, ¿Como sociedad estamos conectados con nuestras necesidades? ¿Nuestras expectativas están ajustadas a nuestra realidad?
Escucha activa, empatía, búsqueda de acuerdos…
Quizá sea un aspecto del cual partir, aplicarnos esa escucha activa, esa empatía, esa búsqueda de acuerdos, ese ir detrás de posiciones y explorar distintas opciones, nos permita acceder a nuevos acuerdos.
Para este diálogo social, para la regulación de esta explosión emocional será importante repensarnos como sociedad
Para este diálogo social, para la regulación de esta explosión emocional será importante repensarnos como sociedad.
Quizá más allá de blancos o negros, en otros matices, entendiendo que, si como personas tenemos zonas grises como sociedad también podemos tenerlas, siendo compasivos y compasivas, entendiéndolo como un área de mejora y no como un lugar que expliquemos desde el: “es que somos así”.
No son otros/as los/as quienes crean los nuevos paradigmas, estamos siendo testigos como cada uno y cada una está siendo creador de este cambio. Un cambio en el cual conviene que del mismo modo que apelamos responsabilidad a otros y otras, asumamos la nuestra, aunque sea pequeña y actuemos en consecuencia.
Todas las cosas por las que apelamos van más allá de nuestro aquí y ahora, y constituyen un legado para aquellos y aquellas que vendrán.