El ruido de las críticas / Sound = sonido, ruido / Soundness = sensatez / Soundness of mind = sano de mente / Por Laura Quiun especial para conRderuido.com
- Acercarte al silencio es dar off a las críticas, escuchar lo que dices a través de ellas y dar un espacio a que entre sus palabras emerjan tus necesidades… puedes aparcarlas y escuchar, a su vez, qué necesita el otro.
- Ante la soledad y el conflicto, ese silencio es el espacio de la presencia, de ese simple escuchar sin aconsejar; simplemente, el proceso de brindarte al otro en silencio, permitiendo de este modo conectar de persona a persona.
«Para disolver el ruido que nos separa del otro tenemos que aceptar la parte de ese ruido que nos corresponde»
Hablo de ellas, de las críticas
Posiblemente estés rodeado de ellas y te hayan acompañado durante tanto tiempo y hayan sido el eje por el cual han discurrido interminables conversaciones. Has formado parte de ellas y, lo que es peor, muchas veces has sido tú su propio blanco, tanto por parte de otros como de ti mismo.
Hablo de las críticas, en su múltiples formas, desde el tono inculpador al tono irónico junto al comentario jocoso. Como aquella velada y sibilina. Todas y cada una de las críticas marcan la diferencia entre tú y el otro, y exponen el inexplicable ¿por qué son así, si tu eres de otra manera?
Hablo de las críticas, desde el tono inculpador al tono irónico junto al comentario socarrón
Pueden llegar a estar tan normalizadas que para algunos supone el ‘a mí no me pasa’, ‘quiero paz pero no entiendo por qué el resto es así’.
Criticar puede estar tan normalizado para algunos que, el ‘a mí no me pasa’ puede ser un punto ciego y una forma de mantener una imagen positiva de uno mismo, justo cuando nos encontramos en las horas más bajas.
Lo cierto es que las críticas alejan. Sin darte cuenta verás que al expresar la crítica, simplemente estás abriendo una brecha que se va haciendo cada vez más grande con cada palabra que añades.
Critica y sentimiento de soledad
Ese sentimiento de soledad se vuelve más grande con cada crítica, porque cada palabra no hace sino cerrar puertas de hierro y alejarte de aquel o aquella que tienes delante, de aquello que puedes necesitar y sentir.
Si te dieras la oportunidad de poder hacerlo, verías como aparece un puente al entendimiento, apreciando que quizá ese otro no sea un amigo u amiga, pero si un ser humano con sus propias alegrías y tristezas.
Lo trágico de las críticas es que no nos damos cuenta que este ejercicio lo hacemos también con nosotros mismos
Lo trágico de las críticas es que no nos damos cuenta que este ejercicio lo hacemos también con nosotros mismos.
Desencadenamos, al hacerlo, una serie de sentimientos que son poco agradables, hablando todas y cada una de las críticas más de nosotros que del que criticamos.
Detrás de la crítica y la autocrítica subyacen necesidades inexpresadas, de las que nos alejamos progresivamente en el momento que soltamos una más, hasta el punto de ser plenamente inconscientes de aquello que realmente necesitamos.
Ir más allá de las críticas implica un reto personal hacia un pensamiento más flexible, en el que predomine la aceptación y la autoaceptación
Un reto personal hacia la aceptación y autoaceptación
Tras un juicio, nos podemos encontrar con determinado tipo de imperativos o dogmas referidos a cómo deberían ser las cosas y nuestra incapacidad de poder soportar que las cosas lamentablemente no son como nos gustaría que fueran.
El ir más allá de las críticas implica un reto personal hacia un pensamiento más flexible, en el que predomine la aceptación y la autoaceptación, la flexibilidad.
Y el plantearnos que, posiblemente, las cosas no son como nos gustaría que fueran, que existen otras formas de estar en el mundo, y que ese ideal está en nuestras manos y poder llegar a él si nos damos un espacio para escucharnos.
Sé que es fácil escribir en papel esto, más que ponerlo en práctica. Sin embargo, como todo en la vida, entre el querer y el hacer hay un espacio para el compromiso, para aquello que nos impulsa a generar grandes y pequeños cambios en nuestra vida.
Disolver el ruido que nos aleja del otro parte de algo tan simple como aceptar la parte de ese ruido que nos corresponde
La crítica, la queja, el pensar si algún día sin ser capaces de ponernos hacer algo implica un acto de autoresponsabilidad con nosotros mismos.
Disolver el ruido que nos aleja del otro parte de algo tan simple como aceptar la parte de ese ruido que nos corresponde y, creedme, aquello que el silencio abre es maravilloso.
Acercarte al silencio es dar off a las críticas, escuchar lo que dices a través de ellas y dar un espacio a que entre sus palabras emerjan tus necesidades… puedes aparcarlas y escuchar, a su vez, qué necesita el otro. Ante la soledad y el conflicto, ese silencio es el espacio de la presencia, de ese simple escuchar sin aconsejar; simplemente, el proceso de brindarte al otro en silencio, permitiendo de este modo conectar de persona a persona.
El ruido nos habla de nosotros
El silencio comunica. La ausencia de ruido permite apreciar la armonía y el ritmo en la melodía; en la ausencia, la intensidad de aquello que se nos ha transmitido. Y aunque parezca mentira, también el ruido.
El ruido nos habla de nosotros, de la riqueza tonal de nuestras emociones
El ruido nos habla de nosotros, de la riqueza tonal de nuestras emociones. Y al conectar con ellas y escucharlas sin ningún juicio, es cuando aparece la autoaceptación diluyendo ese ruido.
No voy a decir nada de aquello que se pone como coletilla de algunas series deslindando responsabilidad en el parecido con la realidad.
Si has leído estas líneas y sus palabras te han resonado a Marshall Rosenberg o a las ideas de Albert Ellis, han estado presentes… sus ideas son aquellas que me han acompañado e inspirado al escribir estas líneas.