Hasta los Reyes Magos pueden perder el hilo como no tengan un buen GPS. Y es que el ruido que genera la celebración de la Navidad y el Año Nuevo puede llegar a ser perturbador.
No es la primera vez que les pasa a nuestros queridos Melchor, Gaspar y Baltasar (los que nosotros dibujamos).
En la última Navidad ‘nuestras’ Majestades se despistaron bastante por otro tipo de contaminación, la lumínica. Con tanta luz de Navidad la estrella guía no se veía nada bien.
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El ruido de la Navidad
De hecho, las Administraciones locales andan de aquí para allá para establecer normas especiales que permitan una celebración navideña a gusto de todos.
¡Difícil! Por un lado el interés de la hostelería, deseosa de resarcirse de la última Navidad confinada. Por el otro, los vecinos hartos de ruido, ruido y más ruido durante todo el año, sea primavera, verano, otoño o invierno.
Pero ya sabemos que no hay nada que los Reyes Magos no puedan conseguir…
… y siempre nos quedará Papá Noel.
