La asociación Autismo Córdoba hace un llamamiento a la sociedad cordobesa en general y a las administraciones competentes en el control de la venta y el uso de material pirotécnico para que recuerden, antes de permitir la utilización abusiva de estos materiales, las consecuencias tan negativas que el empleo descontrolado de estos artículos ocasiona en las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que las mismas suelen presentar hipersensibilidad al sonido.
El presidente de Autismo Córdoba, Miguel Ángel López, explica: “No solo en los días más señalados de las fiestas navideñas, como puedan ser Nochebuena, Navidad o Nochevieja es habitual el empleo de petardos y similares por parte de personas que se encuentran en la vía pública, en plazas o en zonas comunes como parques, portales o urbanizaciones.
«En diciembre y parte de enero, prácticamente todos los días de la semana y a cualquier hora del día y de la noche, en numerosas zonas de la ciudad, son habituales las quejas vecinales y las llamadas a la Policía Local por el ruido continuo, el peligro y el malestar que causan los petardos y otros productos pirotécnicos”.
«La hipersensibilidad al sonido es la modalidad sensorial más alterada en el autismo y puede provocar mucho miedo e inseguridad ante la presencia masiva de estímulos y ruidos«
Petardos, estruendo, estrés y autismo
Miguel Ángel López recuerda que «el estruendo continuo de los petardos causa mucho estrés en las personas con autismo y también en personas de avanzada edad, bebés y mascotas».
El presidente de Autismo Córdoba añade que «la hipersensibilidad al sonido es la modalidad sensorial más alterada en el autismo, lo que ocasiona que estas personas puedan sentir mucho miedo e inseguridad ante la presencia masiva de estímulos y ruidos».
Dichos efectos nocivos de los petardos son consecuencia del carácter sorpresivo, impredecible, estruendoso y destellante de las explosiones que causan los materiales pirotécnicos.
Ante esta situación, el presidente de Autismo Córdoba ha hecho una llamada al «equilibrio justo entre quienes se divierten usando petardos y el respeto a las personas con autismo, que sufren sin ellas quererlo cuando ciertas personas abusan de los materiales pirotécnicos.»