El efecto del ruido en nuestro cerebro – Rocío Gavilán y Paloma López – Psicología Velázquez – conRderuido.com
- El ruido constante y fuerte, modifica el funcionamiento de nuestro cerebro y por tanto, de una manera y otra afecta directamente a nuestro comportamiento y a nuestra actividad social, laboral y familiar.
El ruido modifica el funcionamiento de nuestro cerebro y afecta a nuestro comportamiento, actividad social, laboral y familiar
Queremos reflexionar acerca de la exposición a ruidos fuertes y su efecto en nuestro cerebro
Los ruidos son un básico en nuestra sociedad. Por eso, hoy queremos reflexionar acerca de la exposición a ruidos fuertes y su efecto en nuestro cerebro.
Además, escuchar de forma continuada algún sonido o ruido con una intensidad muy alta, provoca daños en nuestra salud como la sordera.
Podríamos hacer un símil y explicarlo de la siguiente manera. Cuando rotas fuerte un brazo de manera constante e incisiva, finalmente se produce un daño físico, como puede ser una herida. Lo mismo ocurre cuando escuchamos de manera continuada algún sonido o ruido demasiado alto.
Ruido y cerebro
El daño del que hablamos está vinculado al cambio de nuestro cerebro de cara a la interpretación del habla. Es decir, lo que ocurre es que adquirimos una soberana dificultad para poder discernir entre los sonidos y el contenido del habla, según afirman investigadores de la universidad de Texas, en Dallas.
En el estudio, observaron que tras exponer a roedores a un ruido muy potente, los mismos presentaban afectaciones en las zonas vinculadas al habla. Así, los roedores, se veían incapaces de distinguir determinados sonidos
El ruido modifica el funcionamiento de nuestro cerebro y afecta a nuestro comportamiento, actividad social, laboral y familiar
En el grupo de roedores con pérdida auditiva moderada, se producía un cambio en el comportamiento de las neuronas. Necesitaban un estímulo auditivo más fuerte para poder percibir los sonidos.
Estímulos externos y cambios en el cerebro
Podemos afirmar que, la pérdida de audición generada por la exposición a fuertes ruidos continuos está íntimamente ligada con el reconocimiento del ruido.
La exposición a sonidos extremadamente altos y continuos provoca daños permanentes en las células ciliadas, que actúan como receptores del sonido en el oído. Este daño es considerado irreversible, puesto que dichas células no vuelven a regenerarse, propiciando la sordera.
Como es normal, todo estimulo del entorno genera en nuestro cerebro un cambio. El ruido constante y fuerte, modifica el funcionamiento de nuestro cerebro y por tanto, de una manera y otra afecta directamente a nuestro comportamiento y a nuestra actividad social, laboral y familiar.
Por este motivo, aunque nos expongamos al ruido con frecuencia y de manera obligada, podemos controlar aquella exposición controlada por nosotros, como es escuchar música a un nivel demasiado alto.